El movimiento popular boliviano llevó a la presidencia a Evo Morales para que refunde el Estado y construya el “socialismo comunitario”. Pero el jefe indio no cumplió el mandato popular, relegó a un segundo plano a los pueblos indígenas (la supuesta reserva moral de la “revolución cultural”), y, sin mayor trámite, desvirtuó el “proceso de cambio”.