Fue un personaje singular en la medida que trató de diferenciarse del grueso de los caudillos indígenas de su época, muy proclives al servilismo político a los eventuales representantes de la politiquería burguesa en el marco del Estado blancoide y opresor; mientras aquellos reptaban buscando algún acomodo en el Estado, éste mostraba la agresividad y rebeldía de la nación aymara secularmente oprimida.