Miguel Lora Ortuño
Agosto 29, 2013
El gobierno acaba de “consensuar” el proyecto de ley de consulta previa e informada a los pueblos indígenas. Lo primero que llama la atención es que en la reunión organizada en Cochabamba para este propósito se desconoce y margina a los verdaderos representantes de los pueblos originarios y se monta una descomunal mascarada con la CIDOB oficialista, la CSUTCB y el CONAMAQ controlados por el gobierno y las bartolinas.
Raúl Prada, el gurú nacional del posmodernismo, comentando el proyecto de ley denuncia correctamente que se trata de una impostura que termina anulando el derecho de los pueblos originarios a ser verdaderamente consultados utilizando la maniobra grotesca de juntar en las misma bolsa a los originarios asentados en formas de propiedad colectiva (comunitarios), a los llamados interculturales, a los campesinos pequeño propietarios y a los afro bolivianos, de tal modo que la opinión de los verdaderos habitantes de los parques nacionales y territorios indígenas no tendrá la menor incidencia porque la abrumadora mayoría de los pequeños propietarios se impondrán en las consultas.
Por ejemplo, la consulta en el caso del TIPNIS dará luz verde para que el proyectado camino tenga la apariencia de haber sido aceptado en una consulta democrática. Prada denuncia que, de este modo, el gobierno abre la puerta ancha para entregar sin limitación alguna las reservas naturales al imperialismo y a la empresa privada nacional, implantando una política francamente extractivista y desarrollista.
También denuncia que el gobierno violenta la Constitución recientemente aprobada, con la que supuestamente se inaugura un nuevo Estado plurinacional opuesto al viejo estado nacional liberal. Es aquí donde aparece el condimento posmoderno y reaccionario de Prada cuando pretende presentar forzadamente una diferencia esencial entre del Estado nacional burgués y el Estado plurinacional. Señala que el primero es capitalista, desarrollista, extractivista y homogeneizador de las naciones y culturas originarias, orientado al supremo objetivo del desarrollo pasando por el etnocidio de los pueblos originarios. Por el contrario, para él, el Estado plurinacional es esencialmente diferente porque parte de una lógica horizontal y plural, donde las naciones y culturas originarias conviven entre sí y con la naturaleza de manera recíproca y complementaria sin asimetrías de poder.
Lo que está defendiendo el teórico posmoderno nativo es una construcción mental subjetiva porque, si bien es cierto que Bolivia es una nación que engloba a otras naciones oprimidas, no es correcto considerar a estas en una idílica interrelación “recíproca y complementaria”. Por el contrario, la historia de este país está plagada de luchas intestinas entre comunidades indígenas, que a su vez son oprimidas por el Estado burgués y por el imperialismo. Actualmente, las contradicciones entre campesinos pequeños propietarios con las naciones comunitarias se agravan. La gran batalla, ahora y siempre, se ha desarrollado en torno a la posesión de la tierra: la guerra por los linderos entre comunitarios y entre éstos con los pequeños propietarios es parte de su historia y su cultura, y pretender ignorar esta realidad es subjetivismo puro.
Los marxistas sostenemos que las nacionalidades oprimidas no han tenido tiempo de desarrollarse hasta lograr su diferenciación clasista; pero están ahí ocupando territorios diferentes y con culturas distintas; tienen una manera común de producir su vida social, los pequeños propietarios realizando una producción individual – familiar y los asentados en las formas de propiedad colectiva, en el mejor de los casos, allí donde no ha llegado la presión del capitalismo, realizando una producción comunitaria. Por estas razones las hemos caracterizado como naciones – clase que tienen en común el estar inmersos en el pre capitalismo.
Lo que está haciendo el gobierno del MAS es la confirmación de lo que hemos sostenido desde un principio: se trata de un gobierno burgués que está condenado no sólo a defender la propiedad privada en todas sus formas sino también entregar los recursos naturales al imperialismo, es la negación de las teorías subjetivistas del posmodernismo.
No es posible un Estado plurinacional esencialmente diferente al Estado burgués conviviendo armónicamente en el seno del capitalismo; este esquema mental posmoderno no es otra cosa que el taparrabos del Estado burgués que tarde o temprano termina bajándose los pantalones frente al imperialismo; es reaccionario en extremo porque, al negar la lucha de clases, remacha las cadenas de la explotación y la opresión imperialistas.
Mallku Qota: enfrentamiento entre la comunidad y la transnacional
Los avasallamientos indígenas a los centros mineros en manos privadas son la expresión del choque de la primitiva propiedad comunitaria con la gran propiedad privada de los medios de producción; en esta medida, son acciones instintivamente anticapitalistas. Es visible el cambio que se ha operado en la actitud del gobierno frente al problema. Inicialmente, cuando desarrolló una desbordante verborrea antiimperialista y anticapitalista, adoptó una actitud permisiva de las acciones directas de los indígenas; esta postura le valió ser acusado en el plano internacional como un gobierno que no ofrecía las suficientes garantías para la inversión extranjera.
En la actualidad el MAS es un furioso defensor de la propiedad privada y de los intereses de los inversionistas. Pretende maquillar su imagen internacional borrando para siempre el estigma de socialista y hasta comunista que había forjado al principio, mientras podía recibir la ayuda del “hermano mayor” venezolano. Ahora está preocupado en lograr los halagos y certificaciones de las organizaciones internacionales para mostrar al mundo que Bolivia tiene estabilidad económica y garantiza los intereses de las “socias” que invierten en este país.
Dicen que se trata de uno de los yacimientos a cielo abierto más grandes de metales preciosos como oro, plata e indio, aún mayor que el fabuloso yacimiento de San Cristóbal que hoy se encuentra explotada por la japonesa SUMITOMO. Está ubicado en el norte de Potosí, en el municipio de Acasio. La comunidad en cuyo territorio se encuentra el yacimiento se encuentra dividida. La transnacional concesionaria hizo hecho lo suyo para sobornar a una parte de los habitantes de la zona con programas de desarrollo local (puentes, caminos, escuelas, campos deportivos, etc.) y la otra parte exige el derecho de que sea la misma comunidad la que se beneficie con la explotación de esos riquísimos recursos naturales. De hecho, esta parte de la comunidad ha iniciado sus trabajos de producción impidiendo que la empresa concesionaria pueda proseguir con sus trabajos de prospección e instalación del campamento y equipos.
Mallku Qota ha sido escenario de enfrentamientos entre los dos bandos de la misma comunidad con el saldo de varios heridos. La represión judicial se ha desatado y uno de los dirigentes de la comunidad ha sido apresado en La Paz y rápidamente remitido al ministerio público. El gobierno, muy diligentemente, ha destacado contingentes policiales formalmente para impedir más enfrentamientos entre indígenas pero el verdadero propósito es proteger los intereses de la empresa concesionaria.
¿Cuál debe ser la posición revolucionaria frente a los avasallamientos indígenas a los centros mineros que se encuentran en manos de la empresa privada y de las transnacionales? No cabe duda que se trata del choque entre las formas de la primitiva propiedad comunitaria con la gran propiedad privada de los medios de producción; en esta medida es una actitud instintivamente progresista y anticapitalista de las masas indígenas que, en perspectiva, puede terminar convergiendo con la política consciente del proletariado contra el sistema social vigente.
En esta medida, es obligación de los revolucionarios apuntalarla y soldarla a la lucha global de los explotados. Hay que buscar, por todos los medios, que los trabajadores dependientes de las empresas avasalladas no terminen colaborando con sus verdugos defendiendo la propiedad privada a título de conservar las fuentes de trabajo. Ahora este fenómeno es común cuando se plantea la necesidad de nacionalizar toda la minería en manos privadas, los mineros privados adoptan una posición conservadora y colaboracionista con sus patrones. El trabajo conjunto de los mineros con los indígenas comunarios debe soldarse con la tradición de las ocupaciones de los centros de trabajo cuando la patronal niega beneficios sociales y económicos a sus trabajadores
TIPNIS Y Mallku Qota, la rebelión del pre capitalismo contra las transnacionales
El atraso pre capitalista se ha convertido en motor de la rebelión contra el capitalismo destructor de la naturaleza y del hombre. Su debilidad radica en que ambos buscan permanecer afincados sobre formas de producción basados en herramientas primitivas y sin la posibilidad de potenciar su actividad productiva frente a la naturaleza, con la agravante de que sus relaciones de producción colectivas son permanentemente deformadas y destruidas por la presión del capitalismo. A esto se debe que sobrevivan en el atraso y una miseria espantosa, víctimas del hambre, de las enfermedades y, sobre todo, víctimas de los pueblos aledaños más avanzados asentados en la propiedad privada de la tierra; éstos últimos, tan depredadores de la naturaleza como los grandes capitalistas, acudiendo a la rapiña y al avasallamiento para agrandar sus pequeñas parcelas.
Cuando sus regiones son descubiertas como grandes emporios de materias primas y petróleo también se ven invadidas por las transnacionales capitalistas, proceso en el que los campesinos pequeño propietarios hacen el papel de celestinos de esta invasión foránea, sin percatarse que, en última instancia, también ellos y toda la nación terminarán siendo explotados y oprimidos por el imperialismo.
En el período de crecimiento orgánico del capitalismo, la sobrevivencia de las formas de producción del comunismo primitivo y del feudalismo fueron sistemáticamente arrasadas para imponer las formas de producción capitalistas basadas en la maquinización y la gran propiedad privada del agro, dando nacimiento a poderosas burguesías agrícolas. Esa etapa ya ha pasado, y ahora es el momento del saqueo imperialista sólo de los recursos naturales que le interesan y, en esta medida, termina expoliando al conjunto de la nación oprimida. Los celestinos de ahora a la cabeza del gobierno del MAS terminarán también oprimidos y habrán sido los que le allanaron el camino a las transnacionales para que asalten Mallku Qota, el TIPNIS y todos los rincones del país que atesoran recursos naturales que le generen fabulosas ganancias al capital financiero.
En la presente coyuntura, las acciones de los ayllus del Occidente y de los originarios del Oriente adquieren carácter progresista y sólo podrán tornarse en revolucionarias si interviene el proletariado como dirección implantando su política consecuentemente anticapitalista y podrá enrumbar este proceso de las rebeliones de los pueblos originarios hacia la destrucción del capitalismo y la consolidación del socialismo y del comunismo superior.
Las características diferenciales de los protagonistas son marcadas, pero los objetivos son los mismos. Los del TIPNIS, por su particular forma de relacionarse con una naturaleza dadivosa en productos, pueblos más recolectores que agricultores, se apegan a una actitud pacifista y se esfuerzan en no mostrase como los enemigos irreconciliables del gobierno. En esta actitud radica su debilidad. Mientras que los ayllus del Occidente, acostumbrados a lucha con la tierra avara y a defenderse del enemigo aledaño por el miserable territorio que ocupan –no en vano son los creadores del “tinku”-, guerreros por naturaleza, llegan y se retiran anticipadamente de la capital política del país y se enfrentan con el gobierno y las fuerzas del orden.
El gobierno se esfuerza por desmontar todas estas movilizaciones, pero tiene una gran limitación política: su entrega y servilismo al imperialismo. Está interesado en mostrar al mundo que es respetuoso de la gran propiedad privada de los medios de producción y de las inversiones imperialistas. Será muy difícil que satisfaga plenamente las exigencias de los mineros y de los ayllus que exigen la expulsión de las transnacionales.
Los “descolonizadores” capitulan frente a la presión de los colonizadores
¿Se trata de una ocurrencia aislada, una simple “metida de pata” o de una broma de mal gusto? Todo esto se ha dicho con el afán de justificar unos y de minimizar otros las declaraciones del magistrado Cusi en sentido de que, en su actividad cotidiana, acude a la hoja de coca para resolver algunos problemas legales muy complicados. No, en realidad este alto magistrado del Tribunal Constitucional no está sosteniendo nada que esté al margen de la columna vertebral de la concepción sobre la descolonización que desarrollan los “teóricos” indigenistas. Estas mismas ideas encontramos en la nueva Constitución, en la reforma educativa “Siñani – Pérez” y en las otras leyes del Estado plurinacional.
La descolonización, según el indigenismo, consiste precisamente en el rescate, en el reconocimiento en igualdad de condiciones y en la relación de reciprocidad y complementariedad, de los saberes, costumbres y tradiciones de los pueblos originarios con los de otros que corresponden a naciones y civilizaciones diferentes. Coherentes con esta concepción, los “teóricos” indigenistas del MAS reivindican la cosmovisión andino – amazónica, que no es otra cosa que una manera particular de concebir el mundo, donde hasta los seres inanimados tienen vida y espiritualidad (concepción animista de la realidad común a todas las culturas primitivas) en una relación armónica, no contradictoria, entre el hombre y la “Pachamama”.
En esta concepción que tienen del mundo, la “hoja sagrada” de la coca no sólo cura y alimenta al hombre, sino que revela las múltiples relaciones que se establecen entre todos los componentes de la realidad. En un ritual mágico que realizan los entendidos “sabios”, tomando en cuenta la disposición de cómo caen las hojas y cómo se distribuyen en una superficie plana, se puede establecer perfectamente si una persona está sana o enferma, si ha procedido bien o mal, si la “Pachamama está en una relación armónica con el hombre, y así prever qué fenómenos pueden producirse en la naturaleza y la sociedad en el futuro.
Se trata de una concepción que deviene de una manera particular que tiene el hombre de relacionarse con la naturaleza, de la manera cómo produce para subsistir con total ausencia de la tecnología contemporánea, del sometimiento del hombre a las leyes de la naturaleza porque la posibilidad de conocerlas y controlarlas es prácticamente nula.
Para los “descolonizadores”, en una realidad múltiple que es el Estado plurinacional, deben ponerse en el mismo plano el desarrollo de la ciencia universal (que hasta ahora ha sido el vehículo de la colonización occidental) y los saberes, prácticas y costumbres ancestrales. Por tanto, ¿qué tiene de malo que un alto magistrado del Tribunal Constitucional de origen aymara consulte a la “sagrada hoja”? ¿Por qué no puede acudir a la “milenaria hoja” cuando no puede resolver un problema jurídico en apego a la Constitución y las leyes menores? ¿Acaso la descolonización no es precisamente eso? Ahí están en perfecta armonía entre las leyes del colonizador y los saberes ancestrales.
Lo que no podemos entender es ¿por qué los legisladores masistas crucificaron al magistrado Cusi por haber llevado a la práctica el concepto de descolonización que han impuesto ellos mismos? Ni siquiera se ha escuchado la voz del canciller Choquehuanca, que suele ser muy atrevido en sus planteamientos teóricos “pachamámicos”; es de su autoría eso de que no es necesario leer los libros porque la sabiduría se encuentra leyendo las arrugas en el rostro de los viejos, o que las piedras y los cerros tienen vida, sexo y espiritualidad; por tanto, tienen capacidad de reproducirse.
Lo que ha ocurrido en realidad, en este y otros debates en torno a a “descolonización”, es que los descolonizadores del MAS han capitulado frente a los prejuicios de los colonizadores; al igual que los doctores elegantes de la clase dominante han lanzado el grito al cielo condenando las declaraciones del pobre Cusi y lo han obligado a retractarse de la herejía que ha dicho.
Se trata de una conducta oportunista y cobarde de los “teóricos” pachamámicos inclinan la cabeza frente a las transnacionales y la clase dominante nativa, con la finalidad de mostrar al mundo que el Estado plurinacional de Bolivia no es bárbaro y no rinde culto al atraso y al primitivismo pre capitalistas.
* Dirigente del POR.