Una vez ungidos con los símbolos del poder como cuando el monarca recibe el cetro y la corona, los “representantes de la voluntad popular” empiezan con las tramoyas más cínicas y grotescas en los escenarios palaciegos, parlamentarios y judiciales para anular los derechos de sus oponentes y concentrar en sus manos todo el poder. Eso que los masistas llaman la “gobernabilidad”.
El imperialismo, la miserable clase dominante nativa, los politiqueros sirvientes que han convertido el Estado burgués en un botín de guerra, los parlanchines “politólogos”, etc., han inventado todo un “relato”, como dirían los infectados con el cáncer posmodernista, sobre la llamada “democracia” para engañar a los oprimidos y explotados.
Dicen que la “voluntad del
soberano” se expresa a través del voto y que éste delibera y decide sobre los
problemas del país a través de sus representantes en la Asamblea Legislativa
Plurinacional; que la independencia de poderes garantiza el equilibrio y la
estabilidad de los componentes del Estado; que los gobernantes elegidos deben
garantizar los derechos de las minorías, la equidad de género en toda la
estructura estatal y de los pueblos originarios; que el respeto pleno de la
sacrosanta Constitución Política del Estado es la base del ejercicio pleno de
la democracia y otros “principios” hueros más que no pasan de ser posturas
demagógicas para engañar al ”pueblo” ingenuo y crédulo.
Una vez ungidos con los
símbolos del poder como cuando el monarca recibe el cetro y la corona, los
“representantes de la voluntad popular” empiezan con las tramoyas más cínicas y
grotescas en los escenarios palaciegos, parlamentarios y judiciales para anular
los derechos de sus oponentes y concentrar en sus manos todo el poder. Eso que
los masistas llaman la “gobernabilidad”. Se trata de una lucha mortal entre los
buitres sobre la carroña del Estado, todo para poder morder el pedazo más
grande y apetecible. En el caso presente, los buitres ni siquiera han esperado
sentarse en la silla presidencial y ocupar el curul parlamentario para empezar
con sus maniobras arteras, han recurrido a los payasos salientes que tenían los
2/3 en ambas cámaras para anular el derecho de participar del festín a la
minoría.
Nos preguntamos, si los nuevos
dueños del poder político que lograron el 55 % del voto ciudadano hubieran
actuado con más inteligencia y dado la apariencia de respeto a la minoría
parlamentaria manteniendo los 2/3 en los reglamentos de ambas cámaras
legislativas, ¿hubiera cambiado sustancialmente la naturaleza del régimen
político? ¿El gobierno hubiera sido más democrático y participativo? La
respuesta es definitivamente NO; por ejemplo, la minoría hubiera tenido la
oportunidad de patalear para designar a uno que otro militar o policía en los
altos mandos de las instituciones del orden o de ascender a algunos jefes a
generales y nada más; hablando un lenguaje más directo, hubiera dado a la
minoría la oportunidad de participar de los pedacitos miserables de la carroña.
Ahora, lo que va a ocurrir es que, los más angurrientos de la minoría van a
migrar hacia el oficialismo sin ningún pudor; los vamos a ver a muchos mesistas
y camachistas cambiarse de camiseta para poder acceder al festín del Estado.
La lucha por los 2/3 en el
Parlamento es una lucha entre buitres hambrientos, totalmente ajena de los
verdaderos intereses de la gente que en las calles está buscando el sustento
diario; ajena a la lucha de los fabriles despedidos por su reincorporación a
sus fuentes de trabajo, de los maestros que están defendiendo con uñas y
dientes sus conquistas profesionales, económicas y sociales amenazadas, de los
mineros esperanzados en que el nuevo gobierno aplique una política adecuada
para salvar la minería y garantizar fuentes de trabajo estables y duraderas,
etc.
Esta pelea mezquina de los
politiqueros no debe involucrar a los oprimidos y explotados de este país;
pero, los dirigentes traidores y sirvientes del oficialismo, harán todos los
esfuerzos para azuzar a sus bases para encadenarlos a los buitres del
oficialismo porque de eso depende también que ellos, como los Guarachi y
compañía, puedan tener participación del festín estatal.
Convencidos de que la crisis económica, más temprano que tarde, castigará duramente a los más pobres y el gobierno de Arce estará obligado a cumplir disciplinadamente las órdenes de imperialismo para salvar los intereses de la miserable empresa privada nativa y de las transnacionales, el proletariado está obligado a desarrollar su independencia política frente al nuevo gobierno masista, al Estado burgués y a las expresiones políticas de la derecha tradicional; sólo en estas condiciones podrá convertirse en la dirección política del conjunto de la nación oprimida para conducir el proceso revolucionario hacia la construcción de un nuevo Estado basado en la propiedad social de los grandes medios de producción.
LA DEMOCRACIA BURGUESA, UNA FICCIÓN INVIABLE EN PAISES ATRASADOS
A la hora de votar, todos somos iguales nos dicen, sin sonrojarse, los burgueses y sus acólitos politiqueros. Un ciudadano un voto para elegir de entre los candidatos que la clase dominante pone con diversos matices, al verdugo de turno: izquierdistas reformistas como anzuelo para los explotados, pasando por “demócratas” ortodoxos que proclaman la necesidad de garantías para la pureza del voto, el dialogo entre hermanos, etc., hasta cavernícolas racistas que creen que hasta el cura que reza por los pobres o se conduele de los indios es un comunista.
La más avanzada democracia formal es una dictadura de la burguesía sobre los trabajadores y el conjunto de las masas oprimidas porque su función no es otra que la de preservar los intereses de los explotadores: la sacrosanta propiedad privada de éstos sobre los grandes medios de producción. Es evidente que no puede haber una sociedad de hombres iguales y libres en tanto la sociedad esté dividida en clases explotadas y explotadoras.
En
los países capitalista atrasados, la democracia formal burguesa con sus
principios liberales de ejercicio de la voluntad ciudadana través de la pureza
del voto, la separación de poderes independientes Ejecutivo, Judicial,
Legislativo y Electoral, el respeto a las leyes consagradas
constitucionalmente, etc., sólo se da como un remedo caricaturesco.
Aquí
invariablemente se impone de la manera más descarada la impostura infame de las
ambiciones de distintos grupos de poder por asaltar el gobierno para
enriquecerse a costa de los esmirriados recursos del Estado.
Desde
la fundación de Bolivia, la propuesta liberal de la efectivización de la pureza
del sufragio y la separación de poderes ha sido materialmente imposible de
concretizar. El cohecho, los fraudes, el poder del dinero para comprar
conciencias y dirigir en uno u otro sentido la opinión pública a través de los
medios masivos de comunicación, el desgarre de las vestiduras de los perdedores
acusando a los otros de violentar los sagrados principios democráticos, han
sido una constante que pone de manifiesto la inviabilidad de la democracia
formal burguesa en medio de una sociedad en la que las masas empobrecidas
llenas de carencias materiales, una y otra vez buscan la solución a sus
problemas por la vía de la acción directa frente a los gobiernos incapaces de
responder a sus demandas y menos a la tarea pendiente de sacar al país del
atraso y la miseria.
De
una manera general, dentro de la dictadura de clase que es la democracia formal
los intereses de los poseedores de la propiedad privada se encuentran
expresados en el ordenamiento jurídico imperante que el Estado impone en
defensa de la burguesía; inclusive cuando, para preservar los intereses
generales de la clase dominante, se tome algunas medidas reguladoras que
choquen con intereses particulares de algunos empresarios.
Toda
la farsa democrática burguesa se pone de manifiesto cuando. no bien conocidos
los resultados en favor del MAS, la justicia que hasta la víspera, siguiendo
las órdenes del gobierno de transición, había abierto procesos penales contra
los masistas del gobierno anterior, ahora, más que de prisa levanta las órdenes
de aprehensión; o cuando los racistas que siguen al Facho Camacho prometiendo
una “nueva forma de gobierno democrático”, ahora claman en las puertas de los
cuarteles que los militares intervengan para evitar que el MAS retorne
“democráticamente” al poder, o cuando, ya antes de ser posesionado el nuevo
gobierno, el Parlamento saliente, dominado por el MAS, se asegura
gobernabilidad eliminando el requisito de los 2/3 del reglamento interno
sustituyéndolo por el de mayoría absoluta, etc.
El
proletariado y los oprimidos en general si realmente quieren ser libres, no
pueden ser arrastrados detrás de la pugna de los politiqueros de la burguesía a
título de defensa de la “democracia” de los ricos.
La
lucha por la vigencia de garantías democráticas para los explotados, debe
subordinarse a la finalidad estratégica del proletariado. De lo contrario, los
“revolucionarios” concluyen como reformistas, colaboracionistas de los
explotadores.