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diciembre 17, 2021

Terratenientes pactan con la dictadura masista la devastación de los territorios indígenas

(Alejandro Almaraz).- Los que me acusan de odiar a Santa Cruz hablan en nombre de los indígenas cruceños sin haberles dado otro lugar que el de servidumbre en sus casas y haciendas, y hoy pactan con la dictadura masista la devastación extractivista de sus territorios a título de desarrollo y crecimiento.

A propósito de cierto ataque que circula en las redes contra mi, comparto la siguiente explicación. Lo que hice como Viceministro de tierras lo volvería a hacer mil veces. Fue durante los solo 4 años de mi gestión que la superficie de los territorios indígenas titulados (tierra restituida a un dominio del que salieron sin otro fundamento que el de la violencia colonial) se elevó de 8 a 18 millones de hectáreas aproximadamente. Para lograrlo, fue necesario, con estricto apego a la ley, afectar las pretensiones (no derechos) de muchos traficantes de tierras, madereros ilegales y patrones explotadores de la servidumbre indígena.

Lo considero absolutamente justo y, si fuera el caso, debería volverse a hacer mil veces. Las haciendas de Ronald Larsen (terrateniente estadounidense que se ufanaba de haber asesinado personalmente y enterrado en su propia hacienda a 5 ladrones de poca monta), pasaron de su patrimonio al de las comunidades Guaranís de Alto Parapetí (conocidas por su cautiverio en las mismas haciendas que despojaron su territorio ancestral), porque se comprobó en el saneamiento agrario que las mujeres indígenas que trabajaban en ellas lo hacían en condición servidumbral, como fue la oprobiosa característica de las grandes haciendas de la zona.

Fue tal vez lo más justo de todo lo que he hecho en mi vida y lo volvería a hacer mil veces. A Larsen lo enjuicié porque, al mando de un grupo paramilitar organizado por los terratenientes de Alto Parapetí, detuvo a tiros mi movilidad y me tuvo, junto a los dirigentes guaranís y a los funcionarios del INRA, secuestrado todo un día, tratando de obligarme a firmar documentos contrarios a la verdad que lo salvaran del saneamiento y de su misma responsabilidad penal por el secuestro.

Lo volvería a hacer mil veces. Pero también enjuicié penalmente a otros patrones de Alto Parapetí por, después de golpear brutalmente a los guaranís que pretendían burlar su bloqueo anti-saneamiento para entrar a su propio territorio, amarraron en los postes de la Plaza de Cuevo a los dos más destacados y los flagelaron pública y largamente para escarmiento de los que nombraban como "cambas de mierda". A ellos también los volvería a enjuiciar mil veces.

Yo he dedicado la mayor parte de mi ya larga carrera profesional, y mis mayores esfuerzos, a que los primeros cruceños, que son los guaranís, chiquitanos, ayoreos, guarayos, yuracarés y mojeños, tengan los territorios que hoy les ofrecen posibilidades reales del sustento, la autonomía y la dignidad indispensables para seguir siendo pueblos con identidad y voluntad propias, y lo volvería a hacer mil veces.

En cambio, los que me acusan de odiar a Santa Cruz, hablan en nombre de los indígenas cruceños sin haberles dado otro lugar que el de servidumbre en sus casas y haciendas, y hoy pactan con la dictadura masista la devastación extractivista de sus territorios a título (como siempre) de desarrollo y crecimiento. Ellos, por cierto, también lo volverían a hacer mil veces.

A ellos, como a buenos masistas que han venido a ser, parece asustarles el CONADE cochabambino porque se sienten perjudicados en su pretensión de acomodar sus intereses en la lucha democrática que hoy libra la gran mayoría del pueblo boliviano; de apropiarla y usarla como lo hicieron con todos los movimientos políticos victoriosos de la historia de Bolivia.

Pero para satisfacer sus intereses que les baste con la dictadura masista. No en vano los ganaderos benianos le regalaron ostentosamente un hermoso caballo colorado a Evo Morales, y el señor Roda declaró públicamente, como Presidente de la CAO, que jamás en la historia hubo un gobierno que hiciera tanto por ellos como el de Evo Morales.

Claro, el caballo regalado fue el impactante agradecimiento por brindarles el gigantesco negocio de la exportación masiva de carne a China, a costa de los bosques tropicales convertidos en pasto para su ganado. Igual que el gigantesco negocio del biodiesel, que convertirá en gasolina y riqueza de unos cuantos (afortunados empresarios y gobernantes corruptos) nuestro más valioso patrimonio, los bosques tropicales. Pero habrá que reconocer que Roda tuvo razón en lo que dijo: ningún otro gobierno atendió ni atendería tan cumplidamente los apetitos de su representados como el de Evo Morales y el MAS, tanto que merecería el regalo de otros mil caballos.

He sido Viceministro de Tierras, y he hecho lo que he hecho en ese cargo, por exactamente la misma razón de fondo por la que, desde hace más de diez años, estoy cotidianamente dedicado a combatir al poder político que, traicionando profundamente las aspiraciones de transformación democrática de la gran mayoría de los bolivianos que tuvimos esperanzas en el original proceso de cambio, decidió instalarse como dictadura al servicio de viejos y nuevos privilegiados (las transnacionales occidentales llegadas hace tiempo y las chinas y rusas recién llegadas, los antiguos y nuevos terratenientes creados -ambos- por la esencia prebendal del poder político en Bolivia).

La misma razón que ayer (y durante casi toda mi vida) me hizo luchar en defensa de los indígenas despojados, humillados y sometidos a la servidumbre, es la que me hace luchar en defensa de jóvenes (como los de la RJC) apresados, humillados y torturados bajo el epíteto propiciatorio de "fachos" y con las más descaradas calumnias como acusación, pero en verdad por el solo hecho de haber defendido la pacífica movilización contra el fraude, de la brutal agresión de la dictadura.

Es una intolerancia a la injusticia y la opresión que me supera, y que si volvería a nacer mil veces, me seguiría superando las mil veces.

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