Guillermo Lora

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mayo 08, 2021

El MAS y la burocracia sindical frente a la desilusión y el repudio de los oprimidos


El gobierno y la camarilla sindical masista concentraron a empleados públicos y oficialistas de todo el país en Santa Cruz para festejar el Primero de mayo. Los trabajadores pasaron de largo por el palco oficial y los bufones del gobierno y de la burocracia sindical tuvieron que discursear para no más 200 presentes. La COR y la Fejuve de El Alto se independizan del gobierno del MAS y el magisterio despierta de su letargo.

Los momentos en los que se operan cambios importantes en la conciencia de las masas son generalmente contradictorios, con avances y retrocesos; tan pronto dan saltos en su conciencia y sus acciones, retroceden momentáneamente e inician el próximo salto desde el punto al que han llegado en el momento anterior.

Los aspectos más importantes que podemos identificar en el avance de las acciones de las masas, a los que debemos seguir con mucho cuidado, son signos inequívocos del inicio de un nuevo proceso de ascenso en el marco de la agudización de las durísimas consecuencias de la crisis económica y son los siguientes:

Es notorio que en los sectores económicamente más deprimidos y que se encuentran en total indefensión –esas inmensas masas de cuentapropistas que viven de sus miserables ingresos diarios, los comerciantes minoristas que cada día venden menos porque la gente no tiene plata para consumir, los artesanos que son víctimas del contrabando y del creciente comercio de la ropa usada, los pequeños productores que son víctimas del contrabando y la gran producción industrial, los campesinos pequeños productores que todos los días ven depauperarse los precios de sus productos porque los consumidores ven mermar sus ingresos, etc.– al no encontrar ninguna respuesta efectiva a sus gravísimos problemas de subsistencia de parte del Estado están desafiando a la pandemia y saliendo a las calles a buscar pan para satisfacer, sin mucha fortuna, el hambre que está horadando el estómago de la familia.

Los sectores más castigados del proletariado, como los fabriles dependientes de las miserables empresas industriales, que están sufriendo masivos despidos y que son víctimas de los sueldos devengados por meses, además de ver recortados sus beneficios sociales y sus salarios, están recurriendo a las movilizaciones, venciendo los prejuicios legalistas a los que estuvieron acostumbrados para resolver sus problemas con el patrón; los mineros dependientes de las empresas privadas sometidos a una inhumana sobreexplotación, son los primeros de su sector que ocupan el escenario para defender sus derechos; los maestros que trabajan en las provincias y que son obligados a ejecutar la educación presencial sin brindarles medidas de bioseguridad y que a diario se encuentran frente al peligro de contagiarse con el COVID - 19, son los primeros en incorporarse a las movilizaciones que convocan sus direcciones sindicales, etc.

De manera general se percibe que la tendencia dominante es la acción directa, seguramente siguiendo la vieja tradición del proletariado boliviano y de los sectores oprimidos del país. Todos los días, Bolivia es escenario de marchas, de bloqueo de caminos y calles, de huelgas, de ocupaciones de oficinas públicas, etc.; en Cochabamba, K’ara K’ara se ha convertido en el símbolo de las medidas de presión, unas veces por los auto convocados masistas y otras por genuinas expresiones de malestar popular. El Alto de La Paz, las zonas pobres de la populosa Santa Cruz, los barrios periféricos de las otras capitales se convierten en trincheras de lucha donde los inconformes pueden dar rienda suelta a sus acciones de protesta.

La pandemia, con el anuncio de la llegada de la temible tercera ola acompañada por las mortales cepas brasilera y británica sólo aterrorizan a las capas de la clase media que tiene asegurada su subsistencia diaria. Los hambrientos están obligados a salir a las calles a buscar comida y a desafiar al régimen que ha mostrado total incapacidad para satisfacer las necesidades de la gente. De nada ha servido que Arce y la camarilla masista hubieran gastado plata para concentrar el primero de mayo a empleados públicos y oficialistas de todo el país en Santa Cruz; ellos han pasado de largo por el palco oficial para luego retirarse a sus casas y los bufones del gobierno y de la burocracia sindical se han visto obligados a discursear para no más 200 presentes.

La pantomima de festejo oficialista en Santa Cruz arrastró obligados a todos los empleados públicos del país, quienes marcharon y rajaron al final, dejando a Arce y su lacayo Guarachi con una esmirriada concurrencia al acto central en el que el gobierno entregó al desvergonzado Juan Carlos Huarachi proyectos de ley (sólo proyectos) que son un recuento de las leyes laborales vigentes conquistadas por los trabajadores, y que los empresarios, con el pretexto de la pandemia, no respetan y pisotean a su antojo.

Lo que constituye una verdadera afrenta a la miseria de los trabajadores es un ridículo incremento salarial de 2% al mínimo nacional (40 Bs al mes en el caso de un trabajador con 50 años o más de antigüedad) y cero al salario básico. Todo para salvaguardar los intereses de los empresarios en su genocida orgía antiobrera.

En realidad, cuando el empresario dice que “hacen todo lo posible para preservar el empleo”, está mintiendo; la realidad es que muchos aprovecharon la oportunidad para deshacerse de miles de trabajadores, echándolos a la calle sin ninguna contemplación. Pero, además, lo hicieron torciendo la ley que dicen respetar: utilizaron la figura de fuerza mayor inexistente en la Ley General del Trabajo, gracias a una resolución ilegal dispuesta por el corrupto poder judicial. Así, redujeron su plantilla o la “recompusieron”, recontratando a los mismos despedidos u otros trabajadores con menores salarios y en condiciones más precarias; no sólo eso, chantajean a los trabajadores para que acepten la reducción de sus salarios y de sus beneficios legales, para no ser despedidos.

El gobierno de Arce continúa la política de Evo Morales

Luis Arce lanzó la licitación internacional para entregar el litio a una empresa extranjera. En conferencia de prensa, señaló que “esta estrategia comprende ejecutar proyectos paralizados, pero se agrega un componente estratégico que consiste en adicionar una tecnología de extracción directa del litio (EDL) que nos permitirá innovar y acelerar sobre todo nuestra inclusión en la industria del litio a nivel global”. No olvidemos que en octubre de 2019, producto de la movilización del pueblo potosino, Evo Morales anuló el contrato de concesión del litio boliviano por 70 años a la empresa alemana ACI Systems y por 30 años a los chinos.

Mientras tanto, la oligarquía cruceña se reúne con Morales en el Chapare, recibiendo garantías para la exportación de carne y uso de la biotecnología en los cultivos de soya. Fueron parte de esa reunión la nata y crema del empresariado cruceño: Julio Roda, Juan Armando Antelo, el presidente de la Federación de Ganaderos de Santa Cruz (Fegasacruz) y de la Confederación de Ganaderos de Bolivia (Congabol), Oswaldo Barriga, presidente de la Cámara de Exportadores, Logística y Promoción de Inversiones (Cadex). Detrás de un discurso demagógico de “defensa de la madre tierra”, el gobierno se compromete a aprobar el Proyecto de Ley de Organismos Genéticamente Modificados y autoriza el empleo de semillas transgénicas de soya en beneficio de los empresarios agroindustriales del Oriente.

Estas medidas de política económica demuestran que a pocos meses de haber asumido el gobierno, Arce y Choquehuanca se lanzan con los brazos abiertos a las transnacionales y a la burguesía agropecuaria oriental, conducta que fue característica de los gobiernos de Evo Morales.

Ante las esmirriadas reservas internacionales, una elevada deuda pública externa e interna y una reducción a un tercio de las divisas que ingresaban por la exportación de gas, el gobierno busca compensar estas pérdidas con los miserables impuestos y regalías que dejan y dejarían las nuevas inversiones extranjeras que se asentarán en Bolivia. Una vez más, queda en evidencia que su “modelo socialista, comunitario, productivo” no es más que la máscara demagógica que encubre su política económica RENTISTA y EXTRACTIVISTA, igual o peor que todos los gobiernos neoliberales de antaño.

Como buenos alumnos de Gonzalo Sánchez de Lozada (Goni), los masistas consideran que la inversión extranjera es la palanca fundamental en sus planes de “desarrollo” prometidos para el bicentenario de la fundación de la república (2025).

Congresos de la COR y Fejuve de El Alto se independizan del gobierno del MAS

El documento político del VIII Congreso Ordinario de la Central Obrera Regional de El Alto indica que “no debemos creer en el discurso político propagandístico y demagógico en materia económica… Hoy vemos que ninguna de las acciones y promesas del gobierno ha logrado revertir el impacto negativo de la crisis económica que golpea a la mayoría nacional, reflejada en la disminución de las ventas, cierre de negocios, cierre de fuentes de trabajo y mayor desocupación…”.

“La tarea urgente que tienen los trabajadores es recuperar sus organizaciones sindicales de manos del gobierno, rompiendo el pacto de unidad que sólo ha servido para someter a los trabajadores a la política pro patronal del gobierno y de esta manera recuperar nuestra independencia política y sindical”.

Por otro lado, el documento político del XXI Congreso de la Federación de Juntas Vecinales de El Alto advierte que “en los 14 años de gobierno del MÁS se ha demostrado el carácter pro burgués y pro imperialista de este partido al igual que los gobiernos neoliberales vende patrias. Es un partido reformista que respeta los intereses y ganancias de los grandes propietarios de los medios de producción: las fábricas, los latifundios, la banca privada, las minas, los hidrocarburos, etc. planteando pequeñas reformas sin atacar la base económica de la explotación burguesa y la opresión imperialista”.
El documento añade que “no debemos creer en el discurso político propagandístico y demagógico en materia económica. Los hechos demuestran la demagogia electoral tiene patas cortas”, y afirma que “la tarea urgente de los vecinos alteños es luchar por recuperar nuestras organizaciones vecinales de manos de la burocracia sindical y ponerlas al servicio de las bases bajo las banderas de la independencia cívico vecinal frente a las tres instancias (gobierno municipal, gobierno departamental y gobierno nacional) dotándonos de direcciones revolucionarias que puedan dirigir las futuras luchas de los vecinos de la ciudad de El Alto”.

El XXI Congreso resolvió rechazar la división e injerencia a la Fejuve de El Alto, impulsada por el gobierno nacional, departamental y municipal y “más bien convocamos a la unidad de todos los vecinos alteños enarbolando las banderas de la independencia cívico vecinal frente a las tres instancias de gobierno; retornar a nuestra vieja tradición de lucha de los años 2003 y 2005 para recuperar nuestros recursos naturales de manos de las transnacionales saqueadoras (Minería, litio e Hidrocarburo) y luchar por la creación de fuentes trabajo, educación, salud para todos los vecinos de la urbe alteña; rechazar el prorroguismo de dirigentes caducos y vitalicios de la ciudad de El Alto; exigir la nacionalización de todas las empresas de telecomunicaciones (Entel, Tigo y Viva) para dotar de internet gratuito a los hijos de los alteños; exigir la expropiación de los grandes latifundistas del oriente para su establecimiento de granjas comunitarias maquinizadas y financiadas por el Estado, y acabar con el minifundio improductivo; exigir la nacionalización de la banca sin indemnización, y retomar el derecho de las naciones indígenas originarias a la autodeterminación”.

El magisterio despierta de su letargo

El magisterio urbano nacional realizó una huelga de hambre durante 7 días, exigiendo al gobierno mayor presupuesto para garantizar la gratuidad de la educación en el país. Esta medida impulsada por la corriente revolucionaria al interior del magisterio es la respuesta a la política educativa de la clase dominante que está descentralizando (municipalizando) la educación con el pretexto de la pandemia, transfiriendo el peso económico de su financiamiento a los maestros y padres de familia, privatizándola en los hechos.

En esta lucha el magisterio no sólo se enfrentó a la clase dominante y a su gobierno servil, sino también a la burocracia sindical de la Confederación de Maestros Urbanos, dirigida por el estalinismo (PCB) aliado del MAS, que primero intentó frenar la movilización proponiendo el diálogo con su ministro de educación, Adrián Quelca, que también es militante del PCB.

Ya en el sexto día de la huelga de hambre nacional del magisterio urbano de Bolivia, cuando se generalizaban las huelgas de hambre departamentales en todo el territorio nacional y se iniciaban movilizaciones de las bases de los trabajadores de la educación, el Ministerio de Educación envió su respuesta al pliego de peticiones del sector. Pequeñas concesiones a aspectos secundarios y nada a los puntos centrales como el incremento al presupuesto educativo de tal modo que resuelva todas las necesidades de la educación nacional; nada a la exigencia de vacunas para los alumnos y maestros como condición para el retorno a las clases presenciales en todo el territorio nacional.

La reunión ampliada de la Dirección Ejecutiva Nacional de la Confederación con los ejecutivos departamentales y regionales presentes en la huelga de hambre, consciente de las insuficiencias de la respuesta del Ministerio de Educación, decide bajar a consideración de las bases para ver qué posición se debiera tomar. En esas condiciones y de manera absolutamente inconsulta, cuatro dirigentes nacionales de abierta filiación del mal llamado “Partido Comunista” que cogobierna con el MAS, firman el convenio a espaldas de la huelga de hambre y del magisterio nacional. Luego, los agentes del gobierno incrustados en la Confederación pretenden justificar la traición con el argumento de que el convenio firmado significa “un avance” en las luchas del magisterio nacional.

Ante el fracaso de esta táctica se potenció el bloque urmista a la cabeza de las federaciones más grandes del país y se asumió la acción directa; instalando un piquete de huelga de hambre que tenía el objetivo de apalancar la movilización de las bases del magisterio.

El objetivo fue cumplido parcialmente pues se constata que la pandemia continúa siendo un obstáculo para la movilización. El conflicto avanzó hasta dónde las bases lo impulsaron, lo importante fue que se logró la incorporación de una vanguardia, pero no del grueso del magisterio: por eso también las concesiones que se le arrancaron al ministerio son mínimas.

Sin duda, podía haberse avanzado más, pero la burocracia cumplió con su papel boicoteando y desmoralizando a los huelguistas. Esta tarea fue favorecida por la lenta y débil incorporación de las bases, lo que permitió a la burocracia maniobrar para cortar el conflicto en el punto en que se había iniciado la incorporación de los sectores más conscientes del magisterio; aceptando un acta de acuerdo con algunas migajas:

• 1500 ítems de nueva creación.

• El inicio del pago de las horas de física-química y las suplencias por maternidad.

• El compromiso de avanzar los proyectos para la nivelación de 100 horas para inicial y alternativa, así como el ascenso automático para el sector administrativo.

• Agilizar un estudio para la nivelación salarial con el sector rural.

Como se puede observar, el acuerdo sólo da algunas concesiones mínimas y compromisos futuros sin responder al problema central del presupuesto, teniendo también en este punto sólo un compromiso para incrementarlo la siguiente gestión.

Pero hay que ver el conflicto en perspectiva. Esta lucha significó un avance respecto a la movilización anterior contra el DS 4260 de Cárdenas, pues ahora se logró realizar movilizaciones callejeras y la masificación de la huelga de hambre por todo el país, y el magisterio se hizo consciente de que sólo la acción directa puede conseguir algún avance en sus reivindicaciones.

El magisterio sale envalentonado del conflicto y la tendencia revolucionaria fortalecida; en cambio, la burocracia sale trasquilada, pues ellos mismos se encargaron de desnudarse ante las bases firmando el convenio a espaldas de los piquetes de huelga.

Las bases perciben que el gobierno no cumplirá sus compromisos y que tendrán que volver a movilizarse en el marco de la rebelión de varios sectores que serán empujados a las calles por el hambre y la desocupación. En esas condiciones la tendencia revolucionaria tiene una perspectiva favorable para ponerse a la cabeza de los conflictos y la burocracia estalinista está cada vez en peores condiciones para cumplir con su labor contrarrevolucionaria.

Los canallas han sido plenamente identificados por las bases, en todos los distritos han sido censurados y la decisión es que se los remita al Consejo Nacional de Disciplina Sindical para ser castigados como corresponde. Los militantes del contrarrevolucionario PCB son un cáncer en el seno del magisterio boliviano, son los que prostituyen a los nuevos cuadros sindicales y organizan las derrotas de las luchas de los educadores bolivianos. Deben ser extirpados de cuajo de sus organizaciones sindicales.

El magisterio está despertando y ha focalizado con su lucha la simpatía de otros sectores. El siguiente conflicto partirá del punto al que ha llegado el actual conflicto y avanzará mucho más.

Todos estos datos son el anuncio de que los explotados están afirmando su independencia política frente al Estado burgués y al gobierno masista; están repudiando, cada vez de manera más categórica, a la podrida burocracia sindical; están pasando de la inacción a la que los condenó la pandemia a la acción directa. Se está produciendo un importante cambio en las acciones y la conciencia de los explotados y oprimidos del país. Se está iniciando un período de ascenso de masas. Sólo hace falta que el proletariado asuma su papel de dirección de la nación oprimida.

Debate ideológico: POR 10, PCB 0

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