Guillermo Lora

Entrada destacada

El gobierno librecambista, la burguesía enana y el "desarrollo" boliviano

La explotación de los recursos naturales destinados a la exportación, según los intereses del capital monopólico, es decir del imperialismo,...

diciembre 18, 2014

Libres los Cinco tras 16 años de encierro

Deisy Francis Mexidor y Tatiana Martínez Hernández *

Gerardo Hernández, Ramón Labañino y Antonio Guerrero, los tres antiterroristas cubanos presos en cárceles estadounidenses, se reencontraron con sus dos hermanos, René González y Fernando González, con sus familias y con su pueblo. Parece ficción oír a un presidente o Secretario de Estado estadounidense reconocer que la política contra Cuba fue un fracaso.


El juicio y condena a cinco antiterroristas cubanos en Estados Unidos ha sido la negación misma del sentido más elemental de justicia; Washington descargó todo el odio contra Cuba en Gerardo Hernández, Ramón Labañino, Antonio Guerrero, Fernando González y René González, afirmó la activista argentina y defensora de los derechos humanos Graciela Ramírez al cumplirse 16 años del arresto de esos hombres.
 
"Estados Unidos pretende no solo castigar en cinco inocentes a la Revolución cubana, sino sustraerle a nuestros pueblos el derecho a la vida, es decir el derecho a defenderse del terrorismo", dijo Ramírez en entrevista con Prensa Latina. Pero ella confía en que se formará ese "jurado de millones que nos propone Gerardo", el cual más temprano que tarde terminará con la injusticia que inició aquella madrugada del 12 de septiembre de 1998 cuando fueron arrestados en Miami.

Admira Graciela "la enorme solidaridad que rodea al caso", pues es ese apoyo "el escudo que ha protegido la vida de los Cinco y en particular la de Gerardo, el más castigado de ellos (dos cadenas perpetuas más 15 años), alojado en una prisión de alta seguridad en California". Cada carta que llega a las prisiones "desde lugares tan lejanos de toda la geografía del planeta, cada letra o dibujito de un niño cubano desde El Cabo de San Antonio a Maisí, expresa la ternura, el apoyo, el cariño que los acompaña en esta resistencia y deja constancia a sus carceleros que millones de cubanos y amigos de todo el mundo están esperando su regreso".

Y no se trata, dijo, de "una espera pasiva porque está colmada de demostraciones extraordinarias. Desde el matutino que actualiza el caso en una escuela secundaria cubana, al debate en una universidad en Boston con un gigante como Noam Chomsky defendiendo esta causa.

¿Cuál es el gran desafío de la solidaridad internacional?

Desde que se dio a conocer el caso en el año 2001 miles de personas se han manifestado una y otra vez frente a las sedes de las embajadas de Estados Unidos en el mundo reclamando la libertad de los Cinco. Así que el desafío es canalizar esa enorme energía en acciones que repercutan en el pueblo norteamericano para dar a conocer el caso, lograr que las voces de parlamentarios lleguen a sus homólogos en Estados Unidos y obtener un mayor impacto en las redes sociales. Estas tres cuestiones son vitales.

En el trabajo en las redes sociales no se ha comprendido aún la magnitud que tienen en el momento actual, donde las nuevas tecnologías dejan muy atrás los métodos tradicionales del trabajo divulgativo. Esto es algo importante que tenemos que trabajar fuertemente si queremos que el mensaje llegue al pueblo estadounidense.

Como defensora de los derechos humanos, ¿podría hacer algunas analogías con otros casos que hayan conllevado a una batalla de años por lograr la justicia? Hay muchos casos de prisioneros políticos en los se ha tenido que trabajar por muchos años: los prisioneros de las dictaduras militares de América Latina, los presos palestinos por los que se sigue trabajando hasta hoy.

Los casos más emblemáticos como el de Nelson Mandela, Rafael Cancel Miranda, Lolita Lebrón, y hoy mismo, los Cinco, Oscar López Rivera, Mumia Abujamal, Leonard Peltier y tantos otros cuya negación de justicia hace que se tenga que trabajar intensamente durante muchos años.

En cuanto al apoyo internacional al que más se asemeja es al de Mandela, pero aún falta bastante por hacer. René y Fernando están en Cuba, pero antes tuvieron que cumplir completas sus condenas y no podemos resignarnos a eso con los otros tres compañeros que permanecen en prisión.

Faltan dos años para el fin de la administración del demócrata Barack Obama, ¿cómo aprecia el escenario respecto al caso de los Cinco? El escenario actual es más esperanzador, son muchas las voces de disímiles sectores desde oficiales electos, académicos, religiosos, importantes hombres de negocios y de opinión pública que piden un cambio de la fracasada política de Estados Unidos hacia Cuba.

Ese cambio comienza fundamentalmente por liberar a Gerardo, Ramón y Antonio. Hasta el último día de la administración Obama estaremos esperando un gesto humanitario que lo diferencie de sus antecesores, para que no pase a la historia como el presidente negro que ganó una elección histórica prometiendo lo que jamás cumplió. Tiene una gran oportunidad en estos dos años de mandato, está al alcance de su mano y lo agradecería no solo el pueblo cubano sino la humanidad. Solo le pedimos que haga lo correcto.

El ex presidente James Carter advirtió hace cuatro años que la retención de los cinco cubanos no tiene sentido, porque ha habido dudas en los tribunales estadounidenses y también entre las organizaciones de derechos humanos en el mundo. En ese momento Carter manifestó su esperanza de que en el futuro cercano sean liberados para que regresen a sus hogares. Sencillamente, 16 años de cárcel es demasiado tiempo.

Una noticia recorre el mundo: Volvieron

Esta semana, tres gigantes llegaron a Cuba y completaron el puño cerrado de la victoria por la justicia, la dignidad y la solidaridad humana. Poco antes, el anuncio de la comparecencia pública del presidente de los Consejos de Estado y de Ministros cubano General de Ejército Raúl Castro inyectó la expectativa de miles de cubanos quienes esperaron ansiosos una coincidencia de mitades. Fue a las 12 horas, mitad del día, mitad de la semana, mitad del mes último, del año 2014.

La noticia marcó un antes y un después en la historia de las relaciones diplomáticas del fin de la Guerra Fría. Gerardo Hernández, Ramón Labañino y Antonio Guerrero, los tres antiterroristas cubanos presos en cárceles estadounidenses se reencontraron con sus dos hermanos, René González y Fernando González, con sus familias y con su pueblo.

Es la victoria merecida por los años de duro bregar, protagonizado en primer lugar, por la conducta intachable de estos jóvenes cubanos, por el indiscutible liderazgo de Fidel Castro, quien profetizó hace 10 años: Volverán, y por los crecientes movimientos de solidaridad internacional de apoyo a la Causa de "Los Cinco".

Por más que se esperaba la posible liberación de Gerardo, Ramón y Antonio, el rumor crecía desde el anuncio de la libertad por razones humanitarias de Alan Gross, espía estadounidense que pretendía subvertir a los cubanos en contra de su legítimo gobierno.

Pero más allá de la liberación de los héroes de la Isla caribeña trasciende el retorno de las relaciones diplomáticas entre Estados Unidos y Cuba, un tema exclusivo en la historia de la diplomacia mundial por más de 50 años, una política anquilosada, invariable y arcaica, símbolo viviente de la era del mundo bipolar que ha dejado aparentemente de existir.

Fue un reclamo a voces, primero sin nombres, sin rostros visibles por el miedo al gigante de siete leguas, pero luego cara a cara en organismos internacionales, como las reiteradas condenas en Naciones Unidas contra el bloqueo económico, comercial y financiero contra Cuba.

El reloj marcaba ya el tiempo, es una necesidad histórica convertida en realidad por los mandatarios de ambos países en igualdad de condiciones y de respeto mutuos. Podía llamarse Barack Obama, ser afroamericano, tener el eslogan de campaña del cambio, el presidente estadounidense al final de su mandato convirtió en realidad la necesidad.

Por primera vez, el declarado Nobel de la Paz cumplió con ese título y levantó banderas de concordia y a la vez cortó las esperanzas de un sector varado en el tiempo del odio visceral y ciego desde hace más de medio siglo. Parece ficción oír a un presidente o Secretario de Estado estadounidense reconocer que la política contra Cuba fue un fracaso. La obsesión de aislar a Cuba terminó por aislar cada vez más a Estados Unidos.

Es una victoria cierta, el clímax de muchos años de lucha y un homenaje a todos los que lucharon por hacer verdad este momento y que perdieron la vida en el empeño. Sin embargo, es sólo el comienzo de otra lucha no menos difícil y compleja.

* Deisy Francis Mexidor es periodista de la redacción Norteamérica de Prensa Latina, 
y Tatiana Martínez Hernández, colaboradora.

Debate ideológico: POR 10, PCB 0

FDTEULP