Llamamos a los explotados y oprimidos de este país a no dejarse arrastrar por esta marea electoral absurda. Los resultados que surjan de ella no serán la respuesta al hambre, a la falta de fuentes de trabajo, a los miserables ingresos de los cuentapropistas, a garantizar los servicios de la educación y la salud, etc. El que salga vencedor de la contienda, cualquiera de ellos, está condenado a desarrollar la misma política burguesa frente a la crisis económica.
Para sorpresa de muchos, la publicación de la última encuesta
electoral que se dice recoge datos de un número mayor de encuestados en las
ciudades y el campo (14.000), lanza datos sorprendentes que ubica a la candidatura
del MAS el borde de alcanzar la victoria en la primera vuelta (40,3%). Carlos
Mesa, de lejos (26,2%) conserva el segundo lugar; Camacho sube al tercer lugar
y Janine Añez es desplazada al cuarto lugar con algo más del 7 % de preferencia
del electorado.
Los votos blancos (7,1%), nulos (10,6%) e indecisos (9,8%) juntos
representan el 27,5%, pisándole los talones al MAS que apenas tiene un 29,2% de
intención de voto. De las modificaciones que se produzcan a la hora de votar en
este grupo que políticamente expresa el repudio a la politiquería burguesa,
depende el resultado final.
Bueno, pero ese resultado ha tenido un efecto devastador en
la clase media opositora al MAS y ha llenado de optimismo a los azules, hasta
la víspera muy vapuleados en las ciudades, y les ha permitido acentuar su
desenfrenada campaña demagógica mostrándose ya como los seguros ganadores en la
próxima contienda electoral. Sin embargo, es incuestionable que el MAS ha caído
mucho en su peso electoral como consecuencia de que amplias capas de la
población han superado las ilusiones democráticas y se han alejado
políticamente del partido azul; por otra parte, las masas ya no tienen ninguna
esperanza en que la papeleta electoral pueda resolver los graves problemas que
están enfrentando, agravados por la crisis económica que promete golpear más
duramente después de las elecciones, extremo que se constata en el alto
porcentaje de votos blancos y nulos, que como nunca alcanzan al 17,7 % del
electorado.
La presión de la clase media sobre las candidaturas que se
muestran como antimasistas ha aumentado. La exigencia de que se unan como la
única posibilidad de cerrarle el paso al MAS es cada día más fuerte; la idea
del voto útil se generaliza y está orientada a potenciar al candidato que se
ubique en segundo lugar, por lo menos para que se fuerce la posibilidad de la
segunda vuelta, etapa en la que todos se verían obligados a cerrar filas contra
el MAS. A esta presión obedece que Añez, al constatar su caída vertiginosa,
retire su candidatura desafiando a los otros a que sigan su ejemplo
“patriótico” por la defensa de la sacrosanta democracia.
Ocupando Carlos Mesa el segundo lugar y con tendencia a fortalecerse
con la renuncia de Añez, el que queda en la carrera electoral con algún peso
electoral en Santa Cruz y que puede definir el destino de las elecciones
generales es el racista, ultra reaccionario y testarudo Facho Camacho. ¿Será
que la presión social, o de algún sector de los empresarios privados y de las
transnacionales imperialistas puedan doblegarlo?
Ante la alta posibilidad de que los votos migren en uno u
otro sentido, por ejemplo, que amplios sectores cuentapropistas (comerciantes,
transportistas, artesanos, etc.), con la esperanza de que el futuro gobierno
del MAS les garantice “paz social” para sus actividades diarias de las que
dependen para comer, pueden migrar masivamente con su voto hacia los azules;
por otra parte, no se tiene la seguridad de que el 100% de los votos que
apoyaban a Añez vaya a potenciar a Mesa; muchos pueden oscilar también hacia
Camacho, el chino o Tuto Quiroga. En el campo electoral, a menos de un mes de
las elecciones, nada está dicho. El panorama se muestra muy complejo e
inseguro, hecho que no deja dormir a los electoreros.
Llamamos a los explotados y oprimidos de este país a no dejarse
arrastrar por esta marea electoral absurda. Los resultados
que surjan de ella no serán la respuesta al hambre, a la falta de fuentes de
trabajo, a los miserables ingresos de los cuentapropistas, a garantizar los
servicios de la educación y la salud, etc. El que salga vencedor de la
contienda, cualquiera de ellos, está condenado a desarrollar la misma política
burguesa frente a la crisis económica. El Estado burgués en sus manos recurrirá
a medidas leoninas contra la población para salvar los intereses de los
empresarios privados y de las transnacionales imperialistas. Estará condenado a
descargar las consecuencias de la crisis sobre las espaldas de los trabajadores
y de todos los oprimidos del país.
Nuestra obligación es plantarnos firmes para preparar la
lucha contra el verdugo que surja de las futuras elecciones. Consolidemos la independencia
política, sindical y organizativa de nuestras direcciones echando a patadas a
los traidores, única condición para tener un ejército firme con una dirección
revolucionaria consecuente.