Masas
Es incuestionable que el MAS ha salido muy maltrecho del último conflicto, por el diferimiento de la fecha de las elecciones generales hasta el 18 de noviembre, en sus posibilidades electorales, con una grave crisis interna en el movimiento campesino, la radicalización del voto antimasista en los centros urbanos y la aparición de tendencias internas en el MAS de claro rechazo a las camarillas blancoides incrustados en las direcciones partidarias directamente digitadas desde Buenos Aires.
A todo este panorama sombrío se
suma el escandalete que ha montado la derecha en torno a las perversiones
sexuales de Evo Morales, un caudillo que, en todo momento, se le ha fabricado
la imagen de ser la encarnación de la reserva moral de los pueblos originarios,
al punto que, en sucesivos actos --en Tihuanacu--, se lo ha reconocido como el
sucesor de los incas, con atuendos ancestrales, corona, centro y todo.
La catastrófica caída del ídolo
de barro seguramente tiene consecuencias muy graves en la conciencia de las
masas campesinas, acostumbradas a manejarse con símbolos e imágenes en lugar de
ideas y programas políticos. Las tendencias centrífugas que existen en el seno
del MAS contenidas por el caudillo, mañana, como los demonios que se liberan,
se precipitarán dejando al desnudo la realidad de una montonera sin una clara
identificación programática. Su destino dependerá de los resultados de las
elecciones; si se da la derrota, las tendencias centrífugas implosionarán de
manera incontenible convirtiendo al MAS y sus caudillos en accidentes de la
politiquería de la clase dominante; pero, si lograra algún éxito electoral con
el apoyo campesino e indigenista de las ciudades, seguirá corrompiendo a los
dirigentes, dividiendo las organizaciones sindicales y sociales, buscará el
amparo de la clase dominante y del imperialismo para contener el malestar
social y terminará acentuado su carácter derechista y contrarrevolucionario.
Los dirigentes masistas están
conscientes de que el tiempo, hasta las elecciones, se les acorta; tienen que
ver la forma de tratar de revertir su maltrecha situación electoral, sobre todo
en el sector urbano, en poco menos de un mes y medio. Saben que el camino de
las movilizaciones callejeras se ha agotado y no tienen otra opción que
trasladar los métodos de presión de las calles al Parlamento, donde tienen una
cómoda mayoría, y al Poder Judicial que también lo tienen controlado. El
problema está en la torpeza con que proceden y chocan con la sensibilidad de
amplios sectores de la clase media que ya estaban escaldados por los abusos y
la prepotencia con que gobernaron durante 14 años.
Anunciaron que estaba en
trámite la aprobación de una ley llamada de “impunidad retroactiva” en favor de
dirigentes sindicales y políticos que instigaron para materializar y endurecer
los bloqueos de caminos con las consecuencias que fueron funestas para las
pretensiones electorales del MAS (impedir el paso de oxígeno y medicamentos
para para los enfermos con el COVID – 19, el bloqueo de alimentos para la
población, etc.).
Con la esperanza de capitalizar
electoralmente a sectores del empresariado privado, de los transportistas,
comerciante minoristas y otros, aprobaron la ley de diferimiento del pago de
créditos a los bancos; una ley para el bono de 1.000 Bs. para todos los
sectores que no reciben sueldos u otros beneficios del Estado y de las empresas
privadas; la ley que reduce el 50 % de los alquileres de las viviendas y
locales comerciales; la ley que reestablece las clases virtuales a pesar de que
el Ministerio de Educación clausuró el año escolar y ordenó a los maestros a
preparar el cierre de la gestión educativa, etc.
La intención es clara, cabalgar
sobre el malestar popular provocado por los efectos de la pandemia. De hecho,
los transportistas dan un plazo de horas para que Añez promulgue la ley de
diferimiento del pago de las deudas bancarias, anuncian al mismo tiempo el
bloqueo nacional de caminos; a la medida se suman los comerciantes minoristas y
los pequeños productores, exigiendo además el pago del bono de 1.000 Bs.
¿Ha logrado el MAS revertir,
con estas maniobras parlamentarias, su calamitosa situación electoral? No. El
hecho de que las masas hambrientas impulsen la ejecución las leyes mencionadas
no quiere decir que hubieran vuelto a ser atrapadas por la telaraña masista.
Los transportistas, por ejemplo, insisten en que procesarán a Evo Morales, a
los candidatos masistas y a los dirigentes sindicales por haber ocasionado
millonarias pérdidas a su sector.