(MASAS-ML)Toda
la información que producen las autoridades, tanto de YPFB como del Poder
Central, sobre los avances en materia de su política de hidrocarburos es falsa,
está orientada más a un interés de propaganda con fines electorales que de la
necesidad de proporcionar datos técnicos responsables que sirvan como insumos
para la planificación y proyección de una de las empresas más importantes del
país, no olvidar que casi el 40 de la economía nacional depende de la
explotación de hidrocarburos.
DERRUMBE DE PRECIOS DE LOS HIDROCARBUROS Y MINERALES: EL GOBIERNO ENTRE LA DEMAGOGIA Y LA INSEGURIDAD
La teoría del
crecimiento sostenido por encima del resto de países de Latinoamérica choca con
la realidad y el gobierno, en esta etapa
de campaña proselitista, está obligado a
realizar una desenfrenada política demagógica. Los inversionistas, para evitar
pérdidas, reducen sus programas de inversión en la explotación petrolera.
Los gobernantes
hacen piruetas para hacer creer a la población que la permanente caída de
precios del petróleo en el mercado mundial no afectará decisivamente en el
crecimiento económico del país, según sus portavoces, se goza de fortaleza
económicas y la acumulación de las reservas internacionales que, ahora ha caído
de 15 mil 13 mil millones de dólares,
hace que el país sea sujeto de crédito internacional para realizar inversiones
en otros rubros y mantener activo el mercado interno. Además, alguno de los
ministros ha tenido la ocurrencia de decir que Bolivia puede seguir operando
sin pérdida alguna con el precio de 20 dólares del barril de crudo, anuncio que
aparece contradictorio con lo que están haciendo economías más fuertes como la
de Arabia Saudita que están recurriendo a medidas preventivas para impedir que
su industria petrolera entre en colapso.
Tomando en cuenta
que la minería también está al borde del abismo por la caída histórica de los
precios de los minerales debido a la desaceleración de la economía china, la
drástica reducción de la producción industrial por a la presión negativa del
contrabando, la sensible reducción en la producción agropecuaria por los
fenómenos naturales y otros factores, etc., ¿en qué otros rubros de la economía
puede sustentarse el sostenido crecimiento, superior a la mayoría de los países
de América Latina, que tanto alarde hacen los gobernantes?
No cabe duda que,
en la actual campaña por la re elección de Evo Morales y García Linera, el
gobierno está obligado a recurrir a una desenfrenada demagogia. El último
discurso – informe de Evo Morales, en ocasión de los 10 años del régimen
masista en el que recurre a la archiconocida ensalada de datos estadísticos comparando
lo que fue el 2005 con el 2014, sin tomar en cuenta la etapa de precios altos
que ha vivido Bolivia, ratifica que hasta el 2020 el crecimiento sostenido será
hasta de un 5.8 %, contrariando los pronósticos que hacen las organizaciones
internacionales y los analistas especializados en economía.
La realidad es
dura y ninguna postura demagógica puede encubrirla indefinidamente. El gobierno
ha elaborado el presupuesto general de la nación tomando como base el precio de
45 $us. el barril de crudo y, de manera exitista, ha anunciado que el crecimiento
económico entre el 2016 y el 2020 será el más alto con relación a los demás
países latinoamericanos; sin embargo, durante la tercera semana de enero, los
precios del petróleo han bajado hasta 25.55 dólares, hecho que le ha obligado a
reducir el índice de crecimiento hasta el 5 %. ¿Qué pasó? ¿Dónde está esa
perorata de que el precio del petróleo no era determinante para la fortificada
economía nacional?
Según los
entendidos en materia petrolera, los precios del crudo están muy lejos de
estabilizarse entre los 30 y 40 dólares porque intervienen varios factores que
generan una sobre oferta en el mercado mundial, entre ellos señalan: la
estrategia de la OPEP de mantener precios bajos para impedir que los EE.UU siga
invadiendo el mercado con el petróleo shale; la desaceleración de la economía
china que, hasta la víspera, era el principal consumidor de petróleo y
minerales; la sobreproducción de los Estado Unidos que lo ha convertido en uno
de los principales ofertantes del crudo al mercado mundial; el regreso de Irán,
que tiene enormes reservas de hidrocarburos, al mercado mundial y el aumento de
la fortaleza del dólar con referencia a las otras monedas de las metrópolis.
Todos estos
factores determinan que seguirá habiendo sobreoferta de petróleo en el mercado
mundial y los precios, lejos de consolidarse en los niveles que ahora se
encuentran o por encima de ellos, seguirán con la tendencia a la caída, incluso
por debajo de los 20 %. García Linera, en uno de sus últimos discursos ha
señalada que Bolivia puede aguantar los precios bajos durante la presente
gestión porque se ha hecho una política de ahorro al modo indígena pero, si la
situación continúa así el próximo año, nos veremos en graves problemas”.
Por otra parte,
los inversionistas que operan en el país también empiezan a tomas sus recaudos
para que la caída de precios del crudo no les afecte en sus ganancias. Se ha
anunciado que, por ejemplo, la REPSOL ha perdido durante el año pasado 1.200
millones de dólares y se ve en la necesidad de reducir sus inversiones
programas para Bolivia.
Durante los últimos diez años de gobierno masista el país ha sido sometido a una permanente campaña electoral donde el oficialismo se ha esmerado en mostrar a Bolivia como un país diferente a las gestiones neoliberales anteriores. Sin tomar en cuenta los precios altos de los minerales y de los hidrocarburos en el mercado mundial, ha pretendido señalar los altos ingresos de recursos financieros al Estado boliviano por la vía de las exportaciones como mérito exclusivo de una nueva forma de administrar el país en manos del MAS al punto de señalar que “el nuevo modelo económico boliviano” es digno de ser imitado por todos los países del planeta.
El Ministerio de
Hidrocarburos, en un informe del 3 de enero del presente año que titula
“Concluimos la gestión 2015 con grandes logros en el sector
hidrocarburífero…”, nos presenta un
listado de esos supuestos “logros” que
pasamos a señalar a continuación:
** La apertura
de nuevas fronteras para vender GLP como una de las respuestas para
contrarrestar la reducción de los ingresos al Estado debido a la caída de los
precios en el mercado mundial.
** La
construcción de nuevas redes de gas en el Perú y el Paraguay.
** La ampliación
del contrato de venta de gas con el Brasil y la conformación de una sociedad
para la planta de urea en Tres Lagunas.
** El incremento
de la producción de gas en el país.
** La
inauguración de la separadora de líquidos “Gran Chaco”.
** El hallazgo
de nuevas reservas hasta 5 TCF’s.
** La ejecución
presupuestaria del 90 % en la empresa
estatal y otros logros más.
Visto así la
situación de YPFB, cualquiera llega a la conclusión de que se trata de una empresa
exitosa; pero, haciendo un seguimiento superficial y contrastando estos
“logros” con las estadísticas y las informaciones que genera el mismo gobierno,
se llega a la conclusión de que todo lo que se dice son puras imposturas para engañar al país. Tomando los datos que
nos proporcionan los entendidos en materia de hidrocarburos tenemos:
Las
exportaciones de GLP al Paraguay y Uruguay se iniciaron el año 2013 y, durante
el 2014 se amplió al Perú. A la fecha se ha suspendido la venta de gas al
Uruguay, hecho que ha provocado una caída de las ventas al exterior en 53,6 % en valor y 5 % en volumen. ¿De qué
incremento de las exportaciones a los mercados de la región se habla?
En cuanto a la
construcción de nuevas redes de gas en Perú y Paraguay y la constitución de una
sociedad en la planta brasilera de urea en Tres Lagunas, hasta ahora no pasan
de ser meros acuerdos de buenas intenciones con los señalados países vecinos;
sin embargo, el gobierno ya nos muestra como si fueran “logros” de su política
de hidrocarburos.
Las estadísticas
nos muestras que durante el 2015 no se ha incrementado la producción de gas, a
este hecho se debe la desesperación por encontrar nuevas reservas creando
incentivos para tentar a las transnacionales para que éstas inviertan en la
exploración y explotación de nuevos pozos en el país; contrariamente, es
evidente que la producción ha disminuido con referencia al 2014. De acuerdo a
las informaciones de YPFB la producción de gas ha bajado de 61,35 MMM3/D que se
producía el 2014 a 60,77 MMM3/D el 2015. En mayor proporción también ha caído
la producción de líquidos de 63,08 MBPD
a 60, 78 entre los mismos años, entonces no es cierto eso del incremento de la
producción durante los últimos dos años.
La tan
publicitada inauguración, en agosto del 2014, de la separadora de líquidos
“Gran Chaco” tampoco puede ser considerado un “gran logro” porque esta planta
no ha podido superar su problemas de operación. De acuerdo a la información
oficial, la producción de GLP, desde septiembre del 2014 hasta enero del 2016,
ha sido de 322 T/D en promedio, cuando la planta está diseñada para producir
2.247 T/D de GLP, es decir, está operando en menos de 15 % de su capacidad.
También no es
cierto que se hubieran descubierto nuevas reservar de gas que lleguen hasta 5
TCF’s. Las informaciones de YPFB sólo certifican 1.5 TCF’s, los restantes 3.5
son sólo prospectos en áreas que no tienen ni siquiera estudios de sísmica. La
actividad exploratoria del gobierno, para lo que se han hecho millonarias
inversiones en la compra de tres taladros de perforación, hasta ahora ha sido
todo un fiasco; el caso de Liquimuni en el norte de La paz donde se ha perdido
materialmente 200 millones de dólares porque no se ha encontrado hidrocarburos
con valor comercial, ha sido un duro revés financiero para la empresa estatal.
Según muchos expertos, esta mala inversión de recursos pondría los pelos en
punta a cualquier empresa especializada en exploraciones petrolíferas.