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Satucos, Wilalluchos y el "Estado Mayor", la reacción de un gobierno "facho"

El MAS llegó al gobierno con una inflamada retórica "revolucionaria y antiimperialista" y con embustes e imposturas tales como el ...

marzo 23, 2021

El gobierno del MAS, tan proburgués y antiobrero como la vieja derecha (*)

La experiencia de los 14 años de gobierno del MAS a la cabeza de Evo Morales ha demostrado el carácter proburgués y proimperialista de este partido reformista, que respeta los intereses de los grandes propietarios de los medios de producción, las fábricas, los latifundios, la banca privada, las minas, los hidrocarburos, etc., planteando pequeñas reformas sin atacar la base económica de la explotación burguesa y la opresión imperialista.

En octubre y noviembre de 2019, producto de la presión popular, el MAS se vio obligado a abandonar el gobierno, no sin antes sembrar, tanto fuera como dentro del país, la impostura de que fue derrocado por un “golpe de Estado” con el objetivo de ocultar su evidente desgaste político consecuencia del fracaso del “proceso de cambio” que no cambio nada. Así, se entronizó en el poder el gobierno derechista de transición con la tarea de convocar a nuevas elecciones en el plazo de 90 días.

En ausencia del proletariado con su propia estrategia revolucionaria (gobierno obrero-campesino), fueron las capas altas de la pequeña burguesía reaccionaria las que capitalizaron políticamente la rebelión popular básicamente citadina y entronizaron en el poder al gobierno de la señora Añez, racista, reaccionario y corrupto igual como fue el gobierno de Evo Morales. La corrupción estatal es un mal propio de la politiquería burguesa.

En esas condiciones marcadas por la agudización de la crisis, las ilusiones en el MAS rebrotaron como reacción contra la odiada vieja derecha. Las causas que orientaron el voto en favor del MAS fueron tres.

1. La primera que nace de las entrañas mismas del problema de la opresión nacional no superada en el país, donde las diferentes nacionalidades indígenas existentes siguen sufriendo las consecuencias de la opresión de un Estado elitista, donde una minoría conserva en sus manos el control de la economía y del poder político, esa minoría que se manifiesta como una casta racista y prepotente que se ha exacerbado en las movilizaciones populares de octubre – noviembre y en el bloqueo de caminos protagonizado por el movimiento indígena.

La derecha cavernaria no pudo disimular el contenido racista de su odio al gobierno de Evo Morales, a pesar de que éste desarrolló una política abiertamente favorable a los intereses de los agroindustriales del oriente, de los empresarios y el imperialismo. Cometió la torpeza de pisar y quemar la Wiphala, símbolo de los oprimidos del agro y de las naciones originarias, hecho que exacerbó el instinto de la secular rebelión indígena, reavivando el voto a favor del MAS.

2. Las equivocadas ilusiones en el MAS, como una expresión de “izquierda” y como depositario de las aspiraciones de los más pobres y oprimidos de este país, no ha sido superada del todo en amplios sectores de la población, principalmente raigambre indígena.

3. La desastrosa gestión de Añez, caracterizada por la incapacidad, corrupción e ineficiencia. Los azules han sembrado la teoría de que el gobierno transitorio ha destruido en diez meses lo que el anterior gobierno construyó exitosamente en 14 años. Lo evidente para la gente es que el gobierno derechista ha hecho méritos para demostrar que es más corrupto que el de Evo Morales.

Todo esto, en muy poco tiempo, está siendo superado en la medida que el nuevo gobierno masista muestra incapacidad para atender las necesidades concretas de las masas como consecuencia de la profundización y la aceleración de la crisis económica. Arce, en su campaña electoral, difundió la idea de que su gobierno sería capaz de garantizar a la población estabilidad económica, fuentes de trabajo e ingresos que satisfagan las necesidades de la gente. A los empresarios privados les prometió las condiciones adecuadas para que sigan produciendo con ganancias razonables, para lo que ha ofrecido un fuerte apoyo estatal, y a la gran masa de cuentapropistas, seguridad en sus actividades, etc.

La crisis estructural que vive Bolivia está determinada, en última instancia, por el desarrollo de la crisis mundial; en esta medida, las posibilidades de mitigar la crisis son extremadamente limitadas. Las masas insatisfechas ya comienzan a salir a las calles para exigir al nuevo gobierno que cumpla con sus promesas electorales.

En Chuquisaca, los trabajadores y el pueblo en general hemos experimentado en carne propia la política derechista del gobierno del MAS en el problema de Incahuasi, donde se desenmascaró su falsa nacionalización de los hidrocarburos y se evidenció que son las grandes empresas transnacionales las que definen no sólo donde se explora y perfora sino también hasta a qué departamento le pertenecen las reservas hidrocarburíferas.

El nuevo gobierno del MAS está obligado a enfrentar el hecho de que la economía nacional es un barquito muy pequeño que está sufriendo las consecuencias de la tempestad económica mundial de una manera muy dura, dada la pequeñez de la clase dominante boliviana y la miseria material de su Estado. El Estado burgués boliviano es incapaz de garantizarle nada a nadie; la clase obrera, los trabajadores y la mayoría empobrecida del país son los que están sufriendo el peso del impacto de la crisis económica y sanitaria.

Para el gobierno de contenido burgués, la reactivación de la economía fatalmente tendría que pasar por incentivos para la empresa privada mediante créditos blandos, facilidades a los créditos para sectores de la población con capacidad de endeudamiento, programas de creación de empleo sobre la base de una “nueva” normativa laboral más flexible y menos “desincentivadora” que la actual (nueva ley general del trabajo), incentivo a la inversión imperialista en la explotación de nuestros recursos naturales, es decir, remachar el sometimiento del país al imperialismo y permitir la súper explotación de la fuerza de trabajo por parte del miserable empresariado nacional y las transnacionales, siguiendo al pie de la letra las instrucciones del FMI.

Y en el mismo camino el gobierno deja languidecer a las empresas estatales, en las cuales no invierte recursos, para justificar de esta manera su posterior privatización.

No hay que dejarse atrapar por el discurso MASista político propagandístico y demagógico en materia económica. Los hechos dan cuenta de que la demagogia electoral tiene patas cortas. Ellos prometieron que iban a materializar un “nuevo” milagro económico que transforme a Bolivia en un paraíso, en una isla de estabilidad, desarrollo y expansión en medio de la crisis y la contracción económica mundial; adelantaron que eso tomará tiempo y requerirá la unidad de todos (es decir unidad entre explotadores y explotados) para salir de la crisis.

Hoy es visible que ninguna de las acciones del gobierno ha logrado revertir el impacto negativo de la crisis económica que golpea a la mayoría nacional: en Chuquisaca, por ejemplo, no se ha resuelto el problema del agua y la condonación de la deuda de ELAPAS.

El gobierno del MAS no tiene nada de socialista, izquierdista o progresista; es un gobierno tan burgués como los gobiernos vende patrias de la vieja derecha, entreguista, antiobrero y antipopular.

El rápido desgaste del MAS se hace patente en los resultados de las elecciones subnacionales, donde sufrió una derrota catastrófica que ahondará sus contradicciones internas y lo debilitará aún más. El gobierno debilitado, frente a la profundización de la crisis económica que hará más punzante la lucha de clases, no tendrá otra opción que acentuar sus rasgos represivos, razón por la cual la clase obrera debe ponerse en guardia para responder a cualquier ataque contra sus organizaciones y dirigentes.

La tarea urgente de los trabajadores es luchar por recuperar sus organizaciones sindicales de manos de la burocracia y ponerlas al servicio de las bases bajo las banderas de la independencia política y sindical, dotándose de direcciones revolucionarias que puedan dirigir las futuras luchas de los explotados.

* Fragmento del Documento Político Revolucionario aprobado por el Congreso de la Central Obrera Departamental (COD) de Chuquisaca y propuesto por el magisterio urbano.

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