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diciembre 21, 2014

La CIDH admite pedido de medidas cautelares de Gualberto Cusi

Gualberto Cusi Mamani *

La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) con sede en Washington – Estados Unidos admitió el pedido de medidas cautelares a mi favor, dentro del Juicio de Responsabilidades que en su etapa de sentencia lleva adelante la Cámara de Senadores de Bolivia, como señala una comunicación de ese organismo internacional con fecha 11 de septiembre de este año.
El trámite, que inicié a principios de septiembre de 2014, tuvo algunas demoras por mi delicado estado de salud e internación en varias ocasiones, lo que es de público conocimiento en Bolivia; y en estos días continúo enviando documentación solicitada por la Dra. Elizabeth Abi Mershed, Secretaria Ejecutiva Adjunta de la CIDH, organismo perteneciente a la Organización de los Estados Americanos OEA.

La Dra. Elizabeth Abi Mershed nos ha solicitado tres documentos complementarios: “Detalle individualizado de amenazas, hostigamientos y hechos de violencia” en contra de mi persona, “copia simple de la Resolución 55/2014” que admite la Acción de Libertad interpuesta por mi persona ante el Tribunal Departamental de Justicia de La Paz, misma que fue apresuradamente denegada por la Cámara de Senadores como Tribunal de Sentencia en el dudoso Juicio de Responsabilidades en contra de tres Magistrados del Tribunal Constitucional Plurinacional de Bolivia (Soraida Chánez y Ligia Velásquez y Gualberto Cusi) y, nos consulta si he solicitado “protección especial de autoridades y cuál el resultado”.

La mayor parte de la documentación complementaria, solicitada por la CIDH y remitida a Washington, se refiere a la ausencia de argumentos del Tribunal de Sentencia (Cámara de Senadores de Bolivia) para continuar con un proceso, absurdo desde un inicio, lo que generó una serie de crecientes atropellos, contra mi dignidad, personal y como Magistrado del Tribunal Constitucional Plurinacional de Bolivia, elegido por voto ciudadano.

Otros documentos son los relativos a las presiones ejercidas desde la cabeza de Ministerio Público del controvertido Juicio de Responsabilidades, a cargo del ex diputado Juan Carlos Cejas quien tuvo que renunciar a su cargo; la presión psicológica ejercida por el Señor Vicepresidente Álvaro García Linera al pedir, públicamente, la renuncia de los magistrados sometidos a Juicio de Responsabilidades.

También se remite a la CIDH documentos relacionados al trato, explícitamente inhumano, degradante, humillante y violatorio de todo Derecho Humano de parte del Tribunal juzgador (32 senadores y un ex diputado-fiscal), cuando en fecha 12 de diciembre de 2014 al haber emitido ese Tribunal una “Declaratoria en rebeldía” y “Orden de aprehensión” en mi contra, tuve que ser trasladado a la audiencia judicial, “sacado” de mi lecho de enfermo interno, en silla de ruedas, con tubo de oxígeno y asistencia externa para trasladarme dentro del Tribunal de Sentencia.

Otros documentos en remisión a la CIDH detallan las presiones de los juzgadores, y del gobierno de Bolivia, a la Caja Petrolera de Salud, hospital donde me encontraba internado, para que se emita una “alta” forzada a fin de que asista a las audiencias del absurdo Juicio de Responsabilidades; la persecución de personas extrañas (probablemente agentes) la noche y trasnoche del 16 de diciembre de 2014, cuando varias personas que se trasladaban en dos vehículos, de los cuales tengo las placas identificatorias respectivas, me siguieron hasta la puerta de mi domicilio particular, en la ciudad de El Alto; así como las declaraciones públicas del Señor Ministro de Salud, Juan Carlos Calvimontes, quien, en dos oportunidades, reveló el cuadro clínico de mi salud, en violación explícita de leyes bolivianas y unánime condena de la opinión pública.

He acudido a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos CIDH porque no fui escuchado y menos atendido por las autoridades judiciales del Estado boliviano; al contrario, éstas han atropellado mis derechos, violado la Ley, actuado con criterio racialmente segregador y han decretado mi muerte civil, ante lo cual no me rendiré.

ANTE LA REITERADA OFENSA RACIAL DEL "SEÑOR MINISTRO" DE SALUD

Las declaraciones de prensa del Ministro de Salud nos recuerdan una época que considerábamos desterrada y olvidada en nuestro país y en la humanidad. Hace muchos años, todos los enfermos eran despreciados, odiados y maltratados: “Quienes padecían lepra tenían que colgarse una campana, eran considerados verdaderos muertos en vida, las mujeres y los niños gritaban y la gente salía corriendo. Llevaban piedras en el bolsillo por si un leproso se les acercaba, para ahuyentarlos. Sus vidas estaban destruidas, no tenían esperanza.”

Hoy, como lo hizo el lunes 22, el Ministro de Salud destruye la lucha por la dignidad, el honor y a la vida de quienes viven con VIH-SIDA. Estas personas son fuertemente discriminadas y excluidos por el miedo al contagio y porque cada día cargan con prejuicios que los marginan y les impiden desempeñarse plenamente en su trabajo, tener acceso a los servicios de salud y vincularse libremente con amigos y familiares y con el público en general.

Aunque el presidente Evo Morales y el vicepresidente Álvaro García Linera han considerado que la revelación de Juan Carlos Calvimontes constituye un “exceso”, el ministro de Salud persiste en su campaña indignante, inhumana, violatoria de los principios de ética y derechos humanos.

¿A qué se refiere Calvimontes cuando me califica de doblemente peligroso? Me duele, que la autoridad del Estado Plurinacional, que el médico y Señor Ministro de Salud desconozca las vías de contagio. Me apena que haya optado por el linchamiento público, en lugar de velar por la información, educación y prevención, como auténtico principio de las políticas de salud.

El Ministro de Salud pretende que las familias y los enfermos de VIH-SIDA sean estigmatizados y aislados, para que nadie los salude, que se les coloque una campana, para que sea despreciado, odiado y discriminado por la población; el hecho constituye una muerte civil. Esa es la intención que tiene conmigo y ése es un precedente sin antecedentes en el mundo actual. Él, como autoridad que accede a informaciones incluso confidenciales, ¿puede establecer la vía de contagio?

Lo que hace Calvimontes me lleva a la conclusión que “vivimos bajo un Estado de Terror, como en las oscuras épocas medievales, como lo manifestó el Defensor del Pueblo. Y los bolivianos coincidirán conmigo en que el Señor Presidente y el Señor Vicepresidente toleran la calumnia, la infamia y la eliminación mediática de un enfermo por medio de uno de sus colaboradores con rango de Ministro. ¿Hasta cuándo será Ministro? ¿Será premiado con una ratificación?

La discriminación, racial e ideológica, explícita, pública y reiteradamente ejercida por un Ministro de Estado demuestra la bajeza moral e ignorancia en el manejo de asuntos de Estado y de este gobierno, que contradicen con su alto cargo y con su obligación de cumplir con la ética y la Ley. Peor aún, la tolerancia y complicidad que manifiestan, el Señor Presidente y el Señor Vicepresidente, deben llamarnos la atención.

El Gobierno del MAS a la cabeza del Señor Evo Morales busca que nadie se acerque a Cusi, que nadie lo defienda, que me quede solo. Han optado por colocar una campana a todo quienes son “enfermos” por sus ideas, por su rebeldía, por exigir la independencia de la justicia y el respeto a las leyes. ¿Es eso lo que pretenden? En mi caso, el Señor Ministro Calvimontes y el gobierno de Evo Morales y Alvaro García Linera no lo va a lograr. No habrá campana ni poder que me detenga. La enfermedad que vivo no me hace menos ser humano, no me quita la dignidad, ni me quita ninguno de mis derechos.

En todo caso, les exhorto que en esta época recuperen la enseñanza del Evangelio: “Se presentó un hombre lleno de lepra, el cual, viendo a Jesús, se postró con el rostro en tierra y le rogó, diciendo: Señor, si quieres, puedes limpiarme. Entonces, extendiendo él la mano, le tocó, diciendo: Quiero; sé limpio. Y al instante la lepra se fue de él.” Así actúa un verdadero líder: buscar y solucionar los problemas, sin afectar la dignidad del enfermo, sin valerse de su debilidad, para atacarlo, para denigrarlo y descalificarlo.

Nuevamente, agradezco al país por su solidaridad, que mi actitud sea la semilla que inicie el camino de la justicia y del cambio, que el nuevo año devuelva a nuestro país la dignidad y el valor que son parte de nuestra lucha.

* Magistrado del Tribunal Constitucional Plurinacional de Bolivia.

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