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diciembre 22, 2014

Posneoliberalismo o anticapitalismo

Beatriz Stolowicz *

Rosa Luxemburgo tenía razón y sus cuestionamientos tienen hoy una estremecedora vigencia, pues colocan las grandes preguntas que deben hacerse. La discusión con Bernstein no era táctica. Cuando así se malentendió, como ocurrió en América Latina, se regaron las semillas de la confusión, de las que cosechó y sigue cosechando la derecha. El social liberalismo –que Bernstein no creó pero al que le dio una argumentación “de izquierda” con su “revisión del marxismo”- goza de sorprendente salud, y paradójicamente en la izquierda latinoamericana.


Stolowicz discrepa con colegas suyos como Emir Sader, el secretario ejecutivo del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO), quien utiliza el término “posneoliberalismo” para denotar la nueva etapa socioeconómica por la que han entrado algunos países latinoamericanos gobernados por líderes progresistas o de izquierda, y cuyo objetivo es el de “enterrar la larga y triste noche neoliberal”, para usar la frase del presidente ecuatoriano Rafael Correa.

En América Latina, explica Stolowicz, el posneoliberalismo no es más que una estrategia táctica conservadora que los ideólogos más lúcidos del sistema, encumbrados en el Banco Mundial, vienen gestando desde hace más de una década.

Lo que ocurre, afirma, es “que se presenta como crítica al neoliberalismo, incluso expropiándole el lenguaje a la izquierda, pero que tiene por objetivo preservar al capitalismo. Es una estrategia esencialmente de control político, que comienza a implementarse desde mediados de la década pasada cuando diagnostican crisis de gobernabilidad por el fracaso del modelo político para impedir la expresión de demandas sociales; que luego busca incidir en el debate de alternativas al neoliberalismo con el propósito de neutralizarlas, y que, cuanto más difícil les resulta impedir que la izquierda gane elecciones, tiene ahora por objetivo hacer que ella se haga cargo de la ejecución de esa estrategia.

Los éxitos que ya han tenido es una medida de los problemas en el pensamiento de la izquierda, tanto para pensarse a sí misma como para pensar a los dominantes. Una izquierda que además de vaciamiento teórico muestra un insuficiente conocimiento histórico, lo que la lleva a enredarse en los discursos doctrinarios que dan forma y encubren los objetivos capitalistas; y que tiene déficit investigativos que le dificultan distinguir entre discurso y proyecto dominantes”. 

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