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junio 08, 2020

¿A QUIÉN PUEDE IMPORTARLE LAS ELECCIONES EN ESTE MOMENTO?

¡Las elecciones no resolverán nada!
Son una farsa que sólo sirve para encumbrar en el poder al verdugo que descargará sobre nuestras espaldas todo el peso de la gravísima crisis económica que se nos viene encima.
La ficción democrática se hunde en la extrema inmoralidad propia de la clase dominante inútil y corrupta. Es definitivamente inviable por la incapacidad de la clase dominante para resolver los grandes problemas de las masas.

La época de bonanza, despilfarrada por el gobierno del MAS, ha terminado. La pandemia del COVID-19 sólo ha venido a agravar la crisis burguesa ya existente en Bolivia y en el mundo; ha acabado de hundir la endeble eco
nomía nacional.
El actual gobierno de transición, está ocupado en concretar lo que los empresarios, los terratenientes, las transnacionales ya habían concertado con el gobierno de Evo Morales. Este gobierno o el que le siga, porque son gobiernos de la burguesía, aplicará durísimas medidas antiobreras y antipopulares para proteger los intereses de las transnacionales, los empresarios privados y la burguesía agroindustrial del Oriente.
El presidente de la Cámara Nacional de Industria, Ibo Blazicevic, ha señalado con toda claridad que la realidad se impone sobre la legalidad, refiriéndose a la necesidad de despedir trabajadores.
La prensa burguesa premeditadamente ignora el drama que viven los explotados y los trabajadores en particular. En la Red Nacional de Noticias Obreras (RENNO) se encuentra infinidad de denuncias de despidos, rebajas de salarios, cierre de fábricas, pisoteo de derechos y conquistas sociales, casos en ascenso de COVID-19 en trabajadores librados a su suerte, sin protección sanitaria adecuada por la patronal, etc.
Quienes tienen que irse, despedidos por los oprimidos y los explotados, son los patrones, la inútil burguesía antinacional, antiobrera y antipopular.

MIENTRAS LAS MASAS ESTÁN EMPEÑADAS EN SOBREVIVIR A LA PANDEMIA Y AL HAMBRE, LOS POLITIQUEROS CORRUPTOS FIJAN FECHA DE ELECCIONES
Durante la última semana ha surgido una variante en el panorama político del país. El anuncio de que el Tribunal Supremo Electoral ha logrado un acuerdo con los frentes políticos burgueses más importantes, entre ellos el MAS y Carlos Mesa, en sentido de convocar a elecciones generales el 6 de septiembre próximo. Acuerdo que será ratificado por el Parlamento con la aprobación del proyecto de Ley enviado por el Presidente de la Corte Electoral, Salvador Romero. Esto ha configurado en el país dos escenarios: el de la pandemia y la crisis económica, por un lado, y por el otro el electoral.
Para las masas que, están preocupadas en cómo resolver el problema de procurarse el sustento del día, de preservar el empleo ante la ola de despidos, etc., las elecciones no son de su interés inmediato, están al margen de los trajines electoreros y las disputas politiqueras entre la vieja derecha hoy en el poder y desperdigada en varias siglas con fines electorales y la nueva derecha masista opositora. Las elecciones en estas condiciones sólo son una vergonzosa competencia entre pandillas de corruptos.
La prensa juega el vergonzoso papel de altavoz amplificador de los aprestos de opositores y oficialistas desesperados de trepar al poder para satisfacer su ilimitada sed de echar mano de los famélicos recursos del Estado. El drama social de las mayorías apenas si tiene cobertura en los medios de comunicación masiva. La guerra sucia que se lanzan mutuamente los que están en la arena electoral provoca reacciones adversas en la gente que busca sobrevivir a la pandemia y al hambre.
Es evidente que el MAS, después del rosario de fracasos que ha sufrido en el intento de arrastrar a las masas detrás de sus consignas conspirativas en el Alto de La Paz, en K’ara Kára, en Yapacaní, etc., ahora se encuentra en pleno retroceso. A eso se debe que hubiera abierto, desde Buenos Aires, la necesidad de allanar el camino para las elecciones en septiembre, en la ilusión de que mantiene su condición de primera minoría, dejando desarmada a la parte dura de su militancia. Está empezando a pagar la factura de su mala lectura del estado de ánimo de la gente incitando a romper la cuarentena con el argumento de que la pandemia es un invento del imperialismo y del gobierno que estaría interesado en prorrogarse en el poder indefinidamente. Los contagios en el área de influencia masista en Cochabamba (Sacaba, Villa Tunari, Ivisgarzama, Bulo Bulo, etc.), en menos de una semana, se han disparado de manera alarmante.
Las autoridades masistas de los municipios hacen esfuerzos por distorsionar la información señalando que los contagios son foráneos y no comunitarios para dar algo de confianza a la gente. Se generaliza el rumor en sentido de que los responsables del crecimiento de la curva de contagios son los que han instigado a la gente para salir a las calles con el propósito de hostigar a la policía y al ejército. De generalizarse el malestar en la región, el MAS habrá perdido control sobre una gran parte la gente, hecho que puede tener incidencia en la votación.
El gobierno se encuentra acorralado por las denuncias de corrupción y la Añez va perdiendo rápidamente sus posibilidades electorales en la clase media alejándola cada vez más de la posibilidad de capitalizar el voto antimasista en una segunda vuelta. Podría ser que, frente al debilitamiento del gobierno, vaya ganando terreno la candidatura de Carlos Mesa. Las otras corrientes de la derecha tradicional son demasiado marginales sin ninguna posibilidad de capitalizar el voto antimasista de una parte de la población.
En el movimiento obrero hay un repunte en el sector fabril debido al cierre de fábricas y de los despidos; en las minas la pandemia del coronavirus empieza a hacer estragos. El movimiento obrero, en la medida que golpee más fuertemente la crisis económica, tendrá que sacudirse del chaleco de fuerza de las direcciones sindicales promasitas e incorporarse masivamente a futuras movilizaciones.
La plataforma de reivindicaciones de emergencia debe ser la palanca que permita organizar a las masas y movilizarlas orgánicamente. Se trata de un trabajo paciente y lento por el momento. En la medida que aminoren los rigores de la pandemia, los explotados irán cobrando confianza en sus propias fuerzas para defender su derecho frente al Estado y a la patronal. En ese momento se habrá abierto la posibilidad de una salida revolucionaria a la crisis estructural del capitalismo que será mucho más dura que la que vivimos en la década del 90 del siglo pasado.

LA BURGUESÍA PIENSA EN ELECCIONES COMO SALVAVIDAS
En nuestro país de las maravillas, dirigido por los actuales transitorios “demócratas”, estamos a nuestra suerte, en medio de la pandemia que ni ha alcanzado el pico de contagio. El Gobierno ha tirado la toalla dejando que cada gobierno local haga lo que pueda y decida las medidas, así se lava las manos de su responsabilidad. Culpa a distintos grupos sociales del contagio que se amplía, pero no a ellos, incapaces de realizar el control, de explicar la gravedad del asunto, mientras en su impotencia se farrean la plata lanzando agua bendita desde helicópteros, dando 35 millones primero y 500 millones de dólares después a los banqueros, robándose la plata en corrupción con respiradores o gases lacrimógenos o en mucho más que aún no se sabe, pero no hay poder para comprar suficientes pruebas para neutralizar el Covid.
El escenario es crítico, de barbarie, porque además de haber despidos de obreros hay infectados con Covid y obligados a trabajar, los patrones no pagan los sueldos y los obreros están haciendo protestas en sus fábricas pese a la pandemia. Salubristas hacen paro por la falta de equipamiento y porque también se infectan y mueren, alcaldías de provincias bloquean exigiendo recursos, hay despidos en guarderías y así, todo un panorama de barbarie a la que nos arrastran los gobernantes, demócratas, masistas y demás aliados.
Mientras todo esto se desarrolla, la burguesía ha tomado una decisión y les ha dado el libreto a sus títeres de la politiquería. Les ha dicho que frente al malestar que se está gestando es mejor distraer con elecciones, por eso el mismo Evo Morales, la Añez y los otros frentes electorales finalmente coinciden en que hay que hacer elecciones, se reúnen con el Tribunal Electoral y acto seguido ya hay hasta fecha: en septiembre se llevaría a cabo el circo electoral. Esta es la gran jugada de la burguesía para buscar aplacar el malestar y que sus títeres están ejecutando, aunque el frente Creemos de Camacho, cuyas perspectivas electorales son malas, trata de proyectarse criticando esa decisión y mostrándose más preocupados por la salud pública.
El colapso de la economía y la salud en el país, es el resultado de la incapacidad de la burguesía y sus partidos. Tanto los masistas como los demócratas dirigidos por Añez han mostrado su absoluta indolencia, incapacidad, su profundo desprecio por las mayorías, y prefieren enfrascarnos en una pelea electoral de la que sólo ellos salen beneficiados, mientras tanto el contagio continúa, las muertes también, igual los despidos y la miseria crece.
Todo esto nos prueba la necesidad de acabar con todo este circo y tomar en nuestras manos las riendas del país. La política obrera, la política revolucionaria, partirá de la expropiación de fábricas y bancos, de los latifundios, para poder dar de comer a las mayorías, para poder invertir lo necesario en salud y educación, eso es la revolución social, la resolución de las necesidades de las mayorías. Todos estos incapaces hasta ahora no han hecho más que culpar al pueblo y lo que debemos hacer es que se vayan todos, que se sienten las bases de una nueva sociedad para enfrentar la barbarie que ya nos ronda hace rato.

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