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noviembre 04, 2020

En el circo de la “democracia”, las zancadillas entre los payasos no resuelven los problemas de los pobres

Una vez ungidos con los símbolos del poder como cuando el monarca recibe el cetro y la corona, los “representantes de la voluntad popular” empiezan con las tramoyas más cínicas y grotescas en los escenarios palaciegos, parlamentarios y judiciales para anular los derechos de sus oponentes y concentrar en sus manos todo el poder. Eso que los masistas llaman la “gobernabilidad”.

El imperialismo, la miserable clase dominante nativa, los politiqueros sirvientes que han convertido el Estado burgués en un botín de guerra, los parlanchines “politólogos”, etc., han inventado todo un “relato”, como dirían los infectados con el cáncer posmodernista, sobre la llamada “democracia” para engañar a los oprimidos y explotados.

Dicen que la “voluntad del soberano” se expresa a través del voto y que éste delibera y decide sobre los problemas del país a través de sus representantes en la Asamblea Legislativa Plurinacional; que la independencia de poderes garantiza el equilibrio y la estabilidad de los componentes del Estado; que los gobernantes elegidos deben garantizar los derechos de las minorías, la equidad de género en toda la estructura estatal y de los pueblos originarios; que el respeto pleno de la sacrosanta Constitución Política del Estado es la base del ejercicio pleno de la democracia y otros “principios” hueros más que no pasan de ser posturas demagógicas para engañar al ”pueblo” ingenuo y crédulo.

Una vez ungidos con los símbolos del poder como cuando el monarca recibe el cetro y la corona, los “representantes de la voluntad popular” empiezan con las tramoyas más cínicas y grotescas en los escenarios palaciegos, parlamentarios y judiciales para anular los derechos de sus oponentes y concentrar en sus manos todo el poder. Eso que los masistas llaman la “gobernabilidad”. Se trata de una lucha mortal entre los buitres sobre la carroña del Estado, todo para poder morder el pedazo más grande y apetecible. En el caso presente, los buitres ni siquiera han esperado sentarse en la silla presidencial y ocupar el curul parlamentario para empezar con sus maniobras arteras, han recurrido a los payasos salientes que tenían los 2/3 en ambas cámaras para anular el derecho de participar del festín a la minoría.

Nos preguntamos, si los nuevos dueños del poder político que lograron el 55 % del voto ciudadano hubieran actuado con más inteligencia y dado la apariencia de respeto a la minoría parlamentaria manteniendo los 2/3 en los reglamentos de ambas cámaras legislativas, ¿hubiera cambiado sustancialmente la naturaleza del régimen político? ¿El gobierno hubiera sido más democrático y participativo? La respuesta es definitivamente NO; por ejemplo, la minoría hubiera tenido la oportunidad de patalear para designar a uno que otro militar o policía en los altos mandos de las instituciones del orden o de ascender a algunos jefes a generales y nada más; hablando un lenguaje más directo, hubiera dado a la minoría la oportunidad de participar de los pedacitos miserables de la carroña. Ahora, lo que va a ocurrir es que, los más angurrientos de la minoría van a migrar hacia el oficialismo sin ningún pudor; los vamos a ver a muchos mesistas y camachistas cambiarse de camiseta para poder acceder al festín del Estado.

La lucha por los 2/3 en el Parlamento es una lucha entre buitres hambrientos, totalmente ajena de los verdaderos intereses de la gente que en las calles está buscando el sustento diario; ajena a la lucha de los fabriles despedidos por su reincorporación a sus fuentes de trabajo, de los maestros que están defendiendo con uñas y dientes sus conquistas profesionales, económicas y sociales amenazadas, de los mineros esperanzados en que el nuevo gobierno aplique una política adecuada para salvar la minería y garantizar fuentes de trabajo estables y duraderas, etc.

Esta pelea mezquina de los politiqueros no debe involucrar a los oprimidos y explotados de este país; pero, los dirigentes traidores y sirvientes del oficialismo, harán todos los esfuerzos para azuzar a sus bases para encadenarlos a los buitres del oficialismo porque de eso depende también que ellos, como los Guarachi y compañía, puedan tener participación del festín estatal.

Convencidos de que la crisis económica, más temprano que tarde, castigará duramente a los más pobres y el gobierno de Arce estará obligado a cumplir disciplinadamente las órdenes de imperialismo para salvar los intereses de la miserable empresa privada nativa y de las transnacionales, el proletariado está obligado a desarrollar su independencia política frente al nuevo gobierno masista, al Estado burgués y a las expresiones políticas de la derecha tradicional; sólo en estas condiciones podrá convertirse en la dirección política del conjunto de la nación oprimida para conducir el proceso revolucionario hacia la construcción de un nuevo Estado basado en la propiedad social de los grandes medios de producción.

LA DEMOCRACIA BURGUESA, UNA FICCIÓN INVIABLE EN PAISES ATRASADOS

A la hora de votar, todos somos iguales nos dicen, sin sonrojarse, los burgueses y sus acólitos politiqueros. Un ciudadano un voto para elegir de entre los candidatos que la clase dominante pone con diversos matices, al verdugo de turno: izquierdistas reformistas como anzuelo para los explotados, pasando por “demócratas” ortodoxos que proclaman la necesidad de garantías para la pureza del voto, el dialogo entre hermanos, etc., hasta cavernícolas racistas que creen que hasta el cura que reza por los pobres o se conduele de los indios es un comunista.

La más avanzada democracia formal es una dictadura de la burguesía sobre los trabajadores y el conjunto de las masas oprimidas porque su función no es otra que la de preservar los intereses de los explotadores: la sacrosanta propiedad privada de éstos sobre los grandes medios de producción. Es evidente que no puede haber una sociedad de hombres iguales y libres en tanto la sociedad esté dividida en clases explotadas y explotadoras.

En los países capitalista atrasados, la democracia formal burguesa con sus principios liberales de ejercicio de la voluntad ciudadana través de la pureza del voto, la separación de poderes independientes Ejecutivo, Judicial, Legislativo y Electoral, el respeto a las leyes consagradas constitucionalmente, etc., sólo se da como un remedo caricaturesco.

Aquí invariablemente se impone de la manera más descarada la impostura infame de las ambiciones de distintos grupos de poder por asaltar el gobierno para enriquecerse a costa de los esmirriados recursos del Estado.

Desde la fundación de Bolivia, la propuesta liberal de la efectivización de la pureza del sufragio y la separación de poderes ha sido materialmente imposible de concretizar. El cohecho, los fraudes, el poder del dinero para comprar conciencias y dirigir en uno u otro sentido la opinión pública a través de los medios masivos de comunicación, el desgarre de las vestiduras de los perdedores acusando a los otros de violentar los sagrados principios democráticos, han sido una constante que pone de manifiesto la inviabilidad de la democracia formal burguesa en medio de una sociedad en la que las masas empobrecidas llenas de carencias materiales, una y otra vez buscan la solución a sus problemas por la vía de la acción directa frente a los gobiernos incapaces de responder a sus demandas y menos a la tarea pendiente de sacar al país del atraso y la miseria.

De una manera general, dentro de la dictadura de clase que es la democracia formal los intereses de los poseedores de la propiedad privada se encuentran expresados en el ordenamiento jurídico imperante que el Estado impone en defensa de la burguesía; inclusive cuando, para preservar los intereses generales de la clase dominante, se tome algunas medidas reguladoras que choquen con intereses particulares de algunos empresarios.

Toda la farsa democrática burguesa se pone de manifiesto cuando. no bien conocidos los resultados en favor del MAS, la justicia que hasta la víspera, siguiendo las órdenes del gobierno de transición, había abierto procesos penales contra los masistas del gobierno anterior, ahora, más que de prisa levanta las órdenes de aprehensión; o cuando los racistas que siguen al Facho Camacho prometiendo una “nueva forma de gobierno democrático”, ahora claman en las puertas de los cuarteles que los militares intervengan para evitar que el MAS retorne “democráticamente” al poder, o cuando, ya antes de ser posesionado el nuevo gobierno, el Parlamento saliente, dominado por el MAS, se asegura gobernabilidad eliminando el requisito de los 2/3 del reglamento interno sustituyéndolo por el de mayoría absoluta, etc.

El proletariado y los oprimidos en general si realmente quieren ser libres, no pueden ser arrastrados detrás de la pugna de los politiqueros de la burguesía a título de defensa de la “democracia” de los ricos.

La lucha por la vigencia de garantías democráticas para los explotados, debe subordinarse a la finalidad estratégica del proletariado. De lo contrario, los “revolucionarios” concluyen como reformistas, colaboracionistas de los explotadores.

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