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septiembre 01, 2020

El MAS traslada la presión de las calles al Parlamento

 Masas

Es incuestionable que el MAS ha salido muy maltrecho del último conflicto, por el diferimiento de la fecha de las elecciones generales hasta el 18 de noviembre, en sus posibilidades electorales, con una grave crisis interna en el movimiento campesino, la radicalización del voto antimasista en los centros urbanos y la aparición de tendencias internas en el MAS de claro rechazo a las camarillas blancoides incrustados en las direcciones partidarias directamente digitadas desde Buenos Aires.


A todo este panorama sombrío se suma el escandalete que ha montado la derecha en torno a las perversiones sexuales de Evo Morales, un caudillo que, en todo momento, se le ha fabricado la imagen de ser la encarnación de la reserva moral de los pueblos originarios, al punto que, en sucesivos actos --en Tihuanacu--, se lo ha reconocido como el sucesor de los incas, con atuendos ancestrales, corona, centro y todo.

La catastrófica caída del ídolo de barro seguramente tiene consecuencias muy graves en la conciencia de las masas campesinas, acostumbradas a manejarse con símbolos e imágenes en lugar de ideas y programas políticos. Las tendencias centrífugas que existen en el seno del MAS contenidas por el caudillo, mañana, como los demonios que se liberan, se precipitarán dejando al desnudo la realidad de una montonera sin una clara identificación programática. Su destino dependerá de los resultados de las elecciones; si se da la derrota, las tendencias centrífugas implosionarán de manera incontenible convirtiendo al MAS y sus caudillos en accidentes de la politiquería de la clase dominante; pero, si lograra algún éxito electoral con el apoyo campesino e indigenista de las ciudades, seguirá corrompiendo a los dirigentes, dividiendo las organizaciones sindicales y sociales, buscará el amparo de la clase dominante y del imperialismo para contener el malestar social y terminará acentuado su carácter derechista y contrarrevolucionario.

Los dirigentes masistas están conscientes de que el tiempo, hasta las elecciones, se les acorta; tienen que ver la forma de tratar de revertir su maltrecha situación electoral, sobre todo en el sector urbano, en poco menos de un mes y medio. Saben que el camino de las movilizaciones callejeras se ha agotado y no tienen otra opción que trasladar los métodos de presión de las calles al Parlamento, donde tienen una cómoda mayoría, y al Poder Judicial que también lo tienen controlado. El problema está en la torpeza con que proceden y chocan con la sensibilidad de amplios sectores de la clase media que ya estaban escaldados por los abusos y la prepotencia con que gobernaron durante 14 años.

Anunciaron que estaba en trámite la aprobación de una ley llamada de “impunidad retroactiva” en favor de dirigentes sindicales y políticos que instigaron para materializar y endurecer los bloqueos de caminos con las consecuencias que fueron funestas para las pretensiones electorales del MAS (impedir el paso de oxígeno y medicamentos para para los enfermos con el COVID – 19, el bloqueo de alimentos para la población, etc.).

Con la esperanza de capitalizar electoralmente a sectores del empresariado privado, de los transportistas, comerciante minoristas y otros, aprobaron la ley de diferimiento del pago de créditos a los bancos; una ley para el bono de 1.000 Bs. para todos los sectores que no reciben sueldos u otros beneficios del Estado y de las empresas privadas; la ley que reduce el 50 % de los alquileres de las viviendas y locales comerciales; la ley que reestablece las clases virtuales a pesar de que el Ministerio de Educación clausuró el año escolar y ordenó a los maestros a preparar el cierre de la gestión educativa, etc.

La intención es clara, cabalgar sobre el malestar popular provocado por los efectos de la pandemia. De hecho, los transportistas dan un plazo de horas para que Añez promulgue la ley de diferimiento del pago de las deudas bancarias, anuncian al mismo tiempo el bloqueo nacional de caminos; a la medida se suman los comerciantes minoristas y los pequeños productores, exigiendo además el pago del bono de 1.000 Bs.

¿Ha logrado el MAS revertir, con estas maniobras parlamentarias, su calamitosa situación electoral? No. El hecho de que las masas hambrientas impulsen la ejecución las leyes mencionadas no quiere decir que hubieran vuelto a ser atrapadas por la telaraña masista. Los transportistas, por ejemplo, insisten en que procesarán a Evo Morales, a los candidatos masistas y a los dirigentes sindicales por haber ocasionado millonarias pérdidas a su sector.

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