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Satucos, Wilalluchos y el "Estado Mayor", la reacción de un gobierno "facho"

El MAS llegó al gobierno con una inflamada retórica "revolucionaria y antiimperialista" y con embustes e imposturas tales como el ...

septiembre 15, 2021

Satucos, Wilalluchos y el "Estado Mayor", la reacción de un gobierno "facho"

El MAS llegó al gobierno con una inflamada retórica "revolucionaria y antiimperialista" y con embustes e imposturas tales como el "capitalismo andino", encubriéndose en el sentimiento de reivindicación nacional de las grandes mayorías indígenas y mestizas sojuzgadas por la burguesía blancoide. Agotado su capital político, con un liderazgo desprestigiado y distanciado de los pueblos indígenas, 15 años después del MAS vive una profunda crisis interna.

El transformista ideológico Álvaro García Linera planteó la posibilidad y viabilidad de alcanzar el desarrollo económico del país mediante el “capitalismo andino y amazónico”, curiosa categoría acuñada por él, en el marco de una realidad mundial capitalista altamente monopólica.

Para García Linera, la influencia decisiva del imperialismo y de las transnacionales en la economía boliviana desapareció de la noche a la mañana y por arte de magia. Negando todos sus escritos anteriores, donde situaba al capitalismo monopolista como el obstáculo principal para la liberación de la nación aymara y de la nación quechua, de un plumazo “olvidó” incorporar este determinante factor externo en su cuerpo “teórico”. [1]

Reproduciendo el viejo esquema estalinista de la “revolución por etapas”, G. Linera creía posible un desarrollo capitalista en un contexto internacional negativo. “Capitalismo andino más Inversión extranjera” era su fórmula “ingeniosa” para vencer el atraso económico. El “capitalismo andino” es “un paso intermedio para imaginar el socialismo” y una “vía” de desarrollo para vencer el atraso capitalista boliviano, decía “ideólogo” masista, seguro de que era posible “crear un tipo de modernidad económica vinculada a los mercados globales, al desarrollo tecnológico contemporáneo, sectores empresariales… ”.

Pero la retórica delirante fue desmentida por los hechos. No existe ni puede existir un capitalismo andino y amazónico boliviano como una realidad independiente y autónoma del sistema capitalista mundial. La economía mundial es una sola, donde los países capitalistas desarrollados (imperialistas) palían sus severas crisis económicas a costa de la mayor explotación y saqueo de los países capitalistas atrasados ​​(colonias y semicolonias).

En esta era “globalizada” del capitalismo, los capitales exportados (inversiones extranjeras) han tomado el control no solo del mercado mundial sino de los mismos aparatos productivos semicoloniales, asegurándose las principales y estratégicas fuentes de riquezas naturales y fuerza de trabajo barata de los países pobres.

Hace 15 años, atrevida y deshonestamente García Linera planteaba salir del atraso "combinando la inversión extranjera con la nueva presencia productiva del Estado", y sostenía que su objetivo final "sigue siendo el socialismo y el comunismo abiertamente ...". Pero Bolivia aún es un país capitalista atrasado, donde conviven sectores extractivos con un alto desarrollo tecnológico capitalista y de servicios con un enorme atraso precapitalista en el agro (surcofundio) y en las ciudades (talleres artesanales).

Esta realidad combinada de la economía boliviana se debe a que en el Siglo XIX fue interrumpido un desarrollo interno y gradual hacia el capitalismo. Un naciente y débil proceso de "acumulación primitiva del capital" boliviano (etapa indispensable en el surgimiento de los grandes países capitalistas desarrollados), fue frustrado por el arribo arrasador del capital financiero internacional en la minería naciente del estaño y otros minerales.

Nuestro encuentro con el capitalismo mundial fue abrupto. A los grandes trusts sólo les interesaba llevar el desarrollo capitalista a los sectores geográficos de explotación de minerales, y ahora hidrocarburos, dejando en el atraso más espantoso a las ciudades y al campo. Las deformaciones congénitas de la economía boliviana se han dado por voluntad del capital financiero de esa época. Y nuestra permanencia actual en esta particular formación económica y social está decidida por los grandes capitales multinacionales.

La política del masismo, de Evo Morales y ahora de su títere Arce Catacora, por su respeto a la propiedad privada de los medios de producción, sea ésta grande, mediana o pequeña, determina el contenido de clase de su política, independientemente del origen indígena -campesino de su líder.

El gobierno del MAS no es revolucionario; es conservador y en el proceso de su derechización ha devenido en reaccionario. Gobierna apegado a la propiedad privada, sojuzgado por ésta, por los empresarios, por los agroindustriales, por las transnacionales, por el imperialismo. No ha dado ni puede dar ningún paso trascendente sin la venia de los exponentes de esa gran propiedad privada. [2]  

Agonía masista

Hoy asistimos a la etapa agónica del masismo, los explotados y oprimidos han vivido la experiencia decepcionante del gobierno del MAS y en gran medida han superado las ilusiones que en principio depositaron en él. Agotado su capital político -la ilusión de los explotados de que un indígena en el gobierno era sinónimo de gobierno revolucionario-, el MAS vive una profunda crisis como interna  expresión de su agonía política.

Evo Morales, antes líder indiscutido al interior del MAS y sus organizaciones sociales (IPSP), y su entorno de “izquierdistas” ganapanes chocan ahora con fuertes corrientes internas “anti k'aras”. Importantes sectores indígenas han roto con el MAS, otros permanecen con posiciones críticas.

Evo y su entorno no pueden asimilar su caída como un fenómeno social de repudio que, en ausencia de una respuesta revolucionaria proletaria, fue aprovechada por la vieja derecha racista. Con la impostura del golpe de Estado, buscan con desesperación rehabilitar la maltrecha figura del caudillo ensoberbecido, en la perspectiva de volver a postularlo en las elecciones de 2026.

Tienen poderosos intereses económicos construidos y consolidados en los 14 años de gobierno al amparo del poder, que no están dispuestos a perder. Para ello tienen que depurar del interior del MAS a todos los críticos opositores, estableciendo un control secante del partido.

La corriente aglutinada alrededor del Vicepresidente, David Choquehuanca, expresa al interior del MAS, a su manera, el rechazo indígena al entorno k'ara de Morales, a la vez que pone en evidencia el conservadurismo político de las corrientes indigenistas que pregonan la complementariedad entre explotados y explotadores; Choquehuanca en sus discursos propugna un colaboracionismo abierto con la burguesía.

Del Congreso Estatutario del MAS para “ajustar la disciplina y la conducta de sus militantes” y “defender al gobierno de Luis Arce frente a la derecha” fue excluido Choquehuanca; en el V Congreso de la Confederación Sindical de Mujeres de Comunidades Interculturales, Evo y Choquehuanca se lanzaron indirectas. El Vicepresidente propuso desterrar el individualismo y renovar liderazgos; Evo acusó a la derecha de querer dividirlos so pretexto de la renovación.

Otra manifestación de la crisis interna del MAS es el recientemente creado “Estado Mayor del Pueblo” para sustituir al Conalcam, a la cabeza de Evo Morales, al margen del Pacto de Unidad y sin la COB, es decir sin Guarachi, marginado porque no movilizó a los trabajadores para defender al gobierno de Evo y porque pidió su renuncia.

La organización de grupos de choque evistas como los Satucos y los Wilalluchos expresa la desesperación de Evo por imponerse a toda costa frente a la oposición de la vieja derecha y, por extensión, a los opositores internos a los que acusa de ser “agentes de la derecha”.


Los Wilalluchos son creaciones de un gobierno proburgués autoritario que necesita protegerse de la furia de las masas, busca usar la violencia reaccionaria contra las masas movilizadas, busca apalear y masacrar a los manifestantes en las calles para dar la apariencia de que es el mismo pueblo que se vuelca a las calles para defender a su gobierno.

Se trata de una actitud perversa muy común en el MAS: mostrar el garrote para amedrentar a las masas y advertirles que ni se atrevan a oponerse a su gobierno; proferir gritos histéricos y amenazas a una inofensiva anciana de derechos humanos.

Es una de las manifestaciones de la tendencia fascistizante que anida en este gobierno y hay un solo camino para acabar con esta amenaza: que la misma movilización saque de sus entrañas organizaciones de autodefensa para derrotar en las calles a la criatura fascistoide que pretende sobrevivir en un ambiente adverso, sin un sustento social.

Nota:  
[1] El embuste del “capitalismo andino” del Movimiento al Socialismo, resumen de la respuesta al artículo de García Linera publicada en 2005 en el “Juguete Rabioso” N. 138.

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